Eres polvo candente que abrasa mis sueños;
barro concupiscente que sabe a dolor.
Eres tierra sabia y busco manantiales tibios en tu cuerpo refrescante,
y el brillo de esmeraldas y diamantes en el abismo profundo de tus ojos.
Ven así, y como te sueño. Cúbreme.
Y como el mar, haz olas que me enseñen el camino hacia tus fuentes saladas,
y desfallece luego en mis brazos,
jadeante, refulgente como aquella noche fría
tan llena de vino y estrellas fugaces...
...fugaz es...
...aquella única noche.
...aquella noche única...
Comentarios1
Muy hermosa inspiración, un placer pasar por aquĆ. Saludos.
Mil gracias por tus palabras Marcos...siempre tan amable.
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