MIS DIÁLOGOS CON LA MUERTE

Verano Brisas


AVISO DE AUSENCIA DE Verano Brisas
Ninguna


Desde que mis padres me engendraron

en un lugar de Colombia

de cuyo nombre no me acuerdo ahora,

inicié conversaciones con la Muerte.

 

De mil maneras he intentado decirle

que nos comprendamos,

que basta de carnicerías,

que se tome unas vacaciones,

que descanse

para que pueda regresar con más ahínco

a ejercer su vocación eterna

y cumplir con sus obligaciones

como debe ser.

 

Me responde con evasivas:

que no me promete nada,

que matar es su deleite principal,

que no puede hacer excepciones,

que no insista,

y un sin número de disculpas

que me tienen al borde del suicidio.

 

Le juro que deseo reinsertarme,

que no necesita aplicarme la tortura,

la motosierra,

el tiro de gracia ni la incineración,

mucho menos el secuestro,

la mina quiebrapatas,

la desaparición forzada y posterior asesinato,

tampoco el encarcelamiento ni la extradición,

el estigma social ni la amenaza pública.

 

Le aseguro que puede confiar en mí,

que soy persona decente,

que si en el 2040

no me he desmovilizado como le prometí,

queda autorizada para proceder según le plazca;

le confieso además que no soy un terrorista

sino un simple poetastro que anhela vivir en paz.

 

No me garantiza nada.

Repite que quién sabe,

que lo va a pensar,

que no me haga ilusiones,

que soy muy exigente,

que no me preocupe por lo que ya es seguro,

que un complejo de inferioridad me está matando,

y otras sandeces de idéntica jaez.

 

Sé que un día llegará con su guadaña de acero,

su andar bamboleante y su mirada fría,

a segar lo que conservo con dificultad,

porque en este país, descuadernado y violento,

a pocos les importa finalizar la guerra.

 

Como si lo anterior fuera poco,

me ha puesto un montón de trampas

y sometido a enfermedades y accidentes

con su constancia descarnada y cruel.

 

En la última reunión me arrebató la próstata

y dos glándulas linfáticas vecinas de mi escroto.

Años antes me había extraído el apéndice,

inoculado el tifo,

la ictericia,

el paludismo,

las paperas,

la fiebre amarilla,

el sarampión,

la cirrosis y la peritonitis.

 

Tanto me ha mortificado con sus amenazas

que en algunos momentos he pensado

echarle travesía para salirle adelante,

disparándome un tiro en la cabeza

o ingiriendo algo que me duerma pronto

y definitivamente.

 

Está claro que no tendré escapatoria

y que un día o una noche, no lejanos,

bombardeará mi campamento por sorpresa

dejando todo arrasado,

con numerosos muertos,

sin importarle que me halle en territorio extranjero.

  • Autor: 000 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 7 de mayo de 2019 a las 11:59
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 30
  • Usuario favorito de este poema: PECH.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios4

  • PECH

    En esta vida todos tenemos un propósito y a pesar de los infortunios que misma muerte junto a la vida te ha puesto sigues aquí escribiendo buena poesía. Saludos

    • Verano Brisas

      Gracias David.
      Recibe un cordial saludo.

    • azulblue

      muy hermoso

      • Verano Brisas

        Gracias azulblue. Recibe un cordial saludo.

      • Angélica Contreras

        Mi primer lectura del día gracias por compartir.
        Angélica.

        • Verano Brisas

          Gracias Angélica.
          Recibe un cordial saludo.

        • El otro yo

          A todos nos llegará el día o la noche quien sabe... Pero antes seguramente sortearemos algunas batallas con ella, la muerte

          • Verano Brisas

            Gracias por tu comentario.
            Recibe un cordial saludo.



          Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.