Sonetos

40 y 20 es el amor lo que importa y no lo que diga la gente cuántas veces juntos la cantamos.

Así de ilógico era nuestro amor así de ilógico tú preferirías loco mía y yo cantando las de Monserrat.

A qué le tiramos si me quieres y te quiero si no hemos de poder vivir separados.

Y así cada tarde nos íbamos con olor a hierba.

Dos otoños pasaron y mi amor de verano no regresa, ese amor de verano fue mi primer amor.

Cuando agosto era 21 y volando una cometa nos dimos cuenta que éramos tres que la tarde con olor a hierba había dejado su fruto.

Por lo más grande te exijo que no le pongas mi nombre para que no sea como yo, que  nunca pruebe licor, que nunca sufra una pena y que nunca se enamore de las mujeres ajenas.