Hace mucho ya que no sé
dónde está nada, y a mis espaldas
se ennegrece la habitación.
Nunca acabé de entender
por qué se supone
que he de enjaular a los cuervos.
¿Acaso nadie más ve,
madre,
que quieren volar lejos?
¿Nadie mira más allá
de la luz de esa vela
marchita, feroz,
que ilumina las noches
sin Luna?
Un destello en la penumbra
me hace ver, se me llenan los ojos de un cielo oscuro e hipnótico, que, por primera vez... Debe ser repoblado;
y abro las jaulas,
y una tormenta
de plumas, de revoloteos,
de garras, de viento negro,
cubre la ventana y luego,
se esparce.
La noche chilla, beligerante.
Tiemblo y empapo las sábanas
de sudores fríos por mi decisión.
No podré dormir contigo...
Esta noche no.
25/3/19
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Autor:
Diego Invierno (
Offline) - Publicado: 5 de abril de 2019 a las 12:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: Wavesdarkness, El otro yo.
Offline)
Comentarios3
El poder de las decisiones, la impotencia frente a la nada y la seguridad, implícitamente, de que todo será distinto... muy bueno
Gracias, saludos 😀
Nosotros mismos somos la jaula y el cuervo, solo hay que decidir cuándo abrir la jaula y dejar que la oscuridad invada o encerrar al cuervo...
A veces ni siquiera hay que decidir, porque se escapa... Gracias por el comentario 🙂
Hermano, me dejas boquiabierto de ojos y tu poesía me da ganas de escribir tanto, con los dedos apretados a la letra!!! Qué bárbaro!
Si vinieras a Cuba, tienes espacios abiertos para compartir tu poesía en tertulias y eventos poéticos que te agradecerán tal magnitud de versos!!!
Enhorabuena! Un abrazo!
Ojalá pudiera... De momento debo conformarme con seguir escribiendo y atreverme a publicar algo de todo lo que tengo solo de vez en cuando. Poco a poco voy soltándome, así que quién sabe 🙂
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