... no te vayas.

Nadia ALMAZÁN - OFICIAL

Hoy no tengo cara ni palabras para acercarme a ti.

Te voy a ser sincera. Solo vengo a decirte que te amo.

Sé que no necesitas que hable, porque sé que me has perdonado.

Pero no sé cuánto más puedas soportar de mí. De hoy, que quizás, soy la culpable de verte aquí.

 

Tu cara refleja un color gris y unas bolsas que cargan penas.

Es evidente tu agotamiento. Que cargas todo aquello de lo que te culpé, y no tiene que ver contigo.

O quizá sí. Pero no es momento de discutir quién ha hecho bien las cosas.

Creo que ya he causado suficiente daño.

 

Estoy observando tus cabellos despeinados.

No me saco de la cabeza todas las ocasiones en las que te los haz querido arrancar.

A causa de todas las charlas que se terminaron convirtiendo en gritos.

Tu mirada se convierte en ojo de agua y extrañamente sientes vergüenza de que te vea así.

Vergüenza y cara es la que me falta, esta noche que te he venido a cuidar.

 

Lamento que no me conozcas. También lamento no conocerte.

Hay tanto que guardas de ti... o más bien que no te lo pregunto.

¿Porqué? ¿Porqué hasta que vemos un final, es cuando nos lamentamos de no hacer las cosas bien?

Es evidente que soy un humano. Un humano perfecto. El humano que como todos, destruye a los de su especie.

 

Te mueves con dificultad y me causa un ardor intestinal lleno de tristeza.

¿Porqué te habré hecho tanto daño? ¿Porqué te hice esto que no mereces?

Intento no culparme para sentirme mejor. Pero eso no te mejorará a ti.

 

Los jardines perdieron la paz y tus pájaros ya no cantan.

La casa se siente vacía y el frío se apodera de los rincones.

No quiero contestar el teléfono porque me atemoriza tu partida.

El tic tac de tus latidos atormentan mi consciencia y este extremo

me ha unido más a mis hermanas, a quien por mucho tiempo sentí lejanas.

 

Me vi necesitada de ti y cuando pretendí acercarme, ya estabas en una sala de emergencia.

Me dueles. Tu ausencia y tu dolor. Trato de no llorar, pero no puedo evitarlo.

Mirarte con tubos por todos lados y yo solo deseando que vuelvas a casa.

¡Sé fuerte, por favor! ¡Sábete fuerte!

La vida se ha de estar soltando a carcajadas por verme así.

 

Me acuesto en este suelo frío y me convierto en llanto sin que te des cuenta.

La pancreatitis aguda es una inflamación que destruye el tejido pancreático,

complica con infección y en la mayoría de sus casos, el paciente muere.

La pancreatitis aguda es un estallar de un alma que se le está destruyendo pero

guarda todo tipo de emoción. Se le complica comunicar su sentir y en la mayoría de sus casos,

el paciente muere poco a poco... y nadie lo nota.

 

Denominan a las enfermedades que terminan en "itis" como "cálidas" por su inflamación.

Quisiera explicarme al médico que quiero que me "Abracitis" el corazón.

Que me "preguntitis" si ya he llegado a casa.

 

Papá no puede sostenerse de pie y se ve delgado.

¡Madre! ¡Perdoname por todo lo que te he reprochado!

¡Me merezco esta lección, pero tú no! No me hagas saber que no eres eterna.

¡Yo te veo de maravilla! ¡Ya sal de esa camilla!

 

Ni tú estás enferma, ni yo soy tan fuerte.

No quiero venir a cuidarte porque no soporto verte.

¡Ven a mi festival de las madres! ¡Pregúntame si ya comí!

Madre... no te vayas... por favor, no te vayas sin antes decir...

  • Autor: Nadia Almazán (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de marzo de 2019 a las 00:22
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 47
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios1

  • gaston campano

    La hora del arrepentimiento a todos nos llega, ya que somos errores que caminan en el espacio de todos. Pero es mejor reconocerlo ante que sea demasiado tarde.
    Saludos.



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.