Vacío

Laura Ontiveros Plaza

Y ese día entendí que no era hambre,

ni un gusano viviendo en mis adentros

comiéndose mis vísceras

lo que hacia doblar mi cuerpo,

era la ausencia de sus manos en mi cuello,

la falta de sus abrazos mirándome de lejos,

y las tardes que ya no pasaríamos bajo el sol

iluminado para los dos;

Ya no perforaría mis oídos esa risa nerviosa,

ni escucharía el arullo de los -te amo- enredados

en las notas de su trombón.

 

Entendí que cuando se va,

lo siguen mi corazón,

mi carne,

mi sonrisa,

mi estómago,

y mi razón.

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Comentarios3

  • Christian fernando

    Son aquellas notas mágicas..que muy pocos conocen..aquellas que quedan grabadas en nuestra piel y nuestra alma...hermoso poema...sigue merecemos leer..
    un abrazo

  • JAVIER SOLIS

    la ausencia de sus manos en mi cuello,
    la falta de sus abrazos mirándome de lejos,
    ya no habrían tardes de sol
    ya se irían mi carne y mi sonrisa.

    Muy lindo. gracias por compartirlo
    Con cariño
    JAVIER

  • gaston campano

    Son los rastros que deja un amor, para seguirlos y volver a comenzar. un beso cálido



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