La blanda mano que me oprime el pecho
con vil crueldad de sierpe venenosa
sin pausa va empujándome a la fosa
en que hallarán mis restos santo lecho.
El de Celeste por demonios hecho
debió de ser, puesto que en él reposa
una diablesa que maldad rebosa
y que me tiene de dolor deshecho.
Ni con un gesto mi tormento aplaca
y cada día sin piedad me ataca
aunque una tregua sin cesar le pido.
Empero mi razón también le achaca
mi mal a mi locura, que destaca
entre los morbos que causó Cupido.
Osvaldo de Luis
Comentarios1
Es una belleza de soneto. Felicitaciones, eres todo un maestro en el arte de escribir. Saludos poéticos.
Muchísimas gracias, sinmi. Poéticos y cordiales saludos.
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