Coito.

Over Mendoza

Vaya pedazo de mierda que es el sexo.

 

Un acto de sentimientos superficiales y sobreestimado.

Hombres y mujeres se mueren por los genitales de otro.

Hay guerras que se inician por una vagina.

Pretendemos darle un valor incomparable, incomprable,

diciendo que es un arte y deseando lo imposible.

Se escriben poemas en su nombre,

y se alaba como a un dios. Igual de intangible.

Eso hasta que lo tienes de frente.

Cuando se alinea el pudor con el atrevimiento

y el universo pierde por completo su sentido.

 

Vaya pedazo de mierda que es el sexo.

 

Pretendemos saber amar por meter la verga en la concha de una

Y decimos amar por el miedo de no sentir más ese placer, pasajero.

Nos carcomemos unos a otros; fervientes y deseosos.

Nos exigimosmás de lo que somos para complacer a quien no le interesamos.

Chocamos sin razón aparente nuestras partes urinarias.

Metemos al fuego la calma solitaria,

y en sus cenizas yace la posible expanción.

En ese circulo, tan único de la mujer,

el núcleo de todas las regiones espaciales posibles de pensar.

Ese si es un milagro.

 

Como si cambiase algo las tetas y los glúteos

con una cantidad de grasa proporcional a la perfección estúpida que nos hemos inventado.

El humano esta loco.

El sexo debería ser un acto de espiritualidad absoluta.

Donde lo cuerpos se duerman

Y la húmedad fría de la vulva transforme los cuerpos en un arca voluta.

En un caracol de ascención a la más sagrada mordida de cualquier fruta.

En un gemido petríficado en el gélido silencio de la más altísima musa.

Y es que si Dios impuso un pecado en lo más delicioso de la vida,

y luego nos da la libertad alcanzarlo es un maldito hijo de puta.

 

De ser un pecado.

El sexo debería ser una acción forzosa y agónica,

la herencia para el planeta, la cuna de la esperanza.

No una simple estrategia para vender cerveza.

Un acto donde vives buscando la gloria y justo cuando la tomas, termina.

No es posible que sean más sanos los fetiches que la cocaína.

No existe ninguna puta más desagradable que el sexo, en ninguna esquina.

No existen muñecos ni juguetes que le den a un ser el verdadero valor del sexo.

Y es que el humano ha convertido en basura lo único que nos diferencia de los aburridos dioses.

Pero hay veces, en que el pecado es más importante que la misma vida.

  • Autor: Over Mendoza (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de febrero de 2019 a las 16:40
  • Categoría: ErĂ³tico
  • Lecturas: 85
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