Esclavitud inducida

Sebastián Rodríguez

A la Musa…

 

Y me acerqué a tu cuerpo con temor, con manos tímidas y ojos expectantes. Me invadía la inseguridad que causa la novedad y la torpeza generada por hallarme en terrenos desconocidos. Comprendí en unos pocos segundos que de nada sirve planear, que en vano se imaginan realidades y desenlaces porque los impulsos se llevan por delante todo razonamiento y planificar los más deliciosos momentos como si fuesen un esquema es robar el sabor y la esencia a la vida. Bastó sólo con ver caer las prendas de tu cuerpo y ese color blanquecino que invadía más y más mi campo visual para entender que ser hombre consistía en sucumbir ante la belleza femenina, cediendo ante todos sus caprichos y dejándose conducir a un abismo del que, una vez se está dentro, no dan ganas de salir. Se me reveló el encanto que produce tener contacto con una piel, recorriendo curvaturas y formas de una carne que emana sensualidad y pasión; una carne que al menor roce comienza a oscilar entre la tensión y el desmayo. Teniéndote así, libre de velos y pudores, fui perdiendo la noción del tiempo, de la realidad y de mi propia existencia. Ya no era un hombre, ya no tenía razón ni conciencia, sólo era un mar de sensaciones, una ráfaga de reacción e instinto que me acercaba más a lo animal y lo salvaje. Era como una bestia arrojada en el desierto, una bestia a la que tu piel quemaba con cada paso que daba y a la que tu caliente respirar sofocaba de la misma manera que el sol azota la tierra. Sólo escuchaba el retumbar de nuestros corazones, cada vez más acelerados, marcando el ritmo junto con la cadencia de nuestras caderas y nuestra respiración cada vez más cortada. Al entrar en tu cuerpo te entregué mi cordura, mi libertad y mi suficiencia; terminé de atarme a esa cadena que lleva tu nombre, sabiendo que me sería imposible soltarme de ella, porque no todas las servidumbres me parecen despreciables y menos cuando son en nombre de la pasión, el deseo y el amor.

 

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  • Autor: Sebastián Rodríguez (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de febrero de 2019 a las 01:25
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 20
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Comentarios1

  • Brom Beto

    Gusté leerte, poeta
    Shalom



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