Oración

Carlos Gustavo Gerez

Solo heredé un crucifijo que cuelgo al cuello

Y una cruz muy pesada que cargo en mi espalda

Ando descalzo de peregrino por los caminos de esta vida

Y cada piedra que piso se clava y dañan mis pies desnudos

Llevo mis manos ensangrentadas y doloridas,

Postrado frente a ti, de rodillas, suplico perdones mis faltas,

Soy tu hijo perdido que regresa a tu casa sediento

A reclamar un poco de paz y esperanza.

Ciento que mis palabras y mis acciones ya no bastan,  

Desamparado tengo el corazón que pende de un hilo,

Que late tremendamente solitario y lento,

Miro a lo alto buscando señales en tus ojos,

Arrimo un poco más mi desteñida y agonizante voz

A tus oídos, te cuento mis secretos y lamentos diarios,

Humedecieron mis ojos al confesarte que he llegado a tu altar

Para hablarte de ella, de mi ensueño,

De mi adorada guirnalda, de quien perfuma mis horas

De quien estoy tan enamorado.

Sobre tu hombro reclino mi cabeza Señor,

Y en esta, mi agonía, te elevare una plegaria

Antes de que amanezca, no quiero riquezas,

Ni sabidurías tampoco  grandes bondades,

Solo te pido gran creador que no me despojes de este amor,

De la mujer de mi vida, la que Tú me diste y pusiste en mi camino

Déjame descansar en el paraíso de su rostro.

 

Toco mi crucifijo que llevo colgado en mi cuello

Hago la señal de la cruz mientras te miro por última vez

Salgo de tu casa con la alegría de poder encontrar el camino

Que vine a buscar,

Que mis pasos terminen en sus brazos

Y que sus besos empiecen en mi boca, amen.

 

Ver métrica de este poema
  • Autor: Gustavo Gerez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de febrero de 2019 a las 07:35
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 20
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios1



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.