EL PRADO.

Danny McGee

El Prado.

 

Llorando… Viejo… y cansado
por estos años de mierda,
hoy vengo a contarle al prado
que soy el que lo recuerda.
Llorando… y con un recuerdo
que cuelga de la otoñada,
mi gente hoy sabrá el secreto
de aquella que fue mi amada.
Si el canto de algún pasado
hoy fuera una realidad,
mi vida hubiera cambiado,
tendría felicidad.
Es cierto que uno no elige
a quién será su ilusión,
aquello que el hombre pide
lo escoge su corazón.
Por hondas que sean las horas
de aquellos pasados bellos,
el hombre, entre las auroras,
se acuerda de sus destellos.
Allí, donde está el almendro
cubriendo los pastizales,
quedó el más feliz recuerdo
de todos los celestiales.
Fue ahí donde, en primavera,
jugando como dos niños
de alguna tarde cualquiera,
yo supe de sus cariños.
A veces, por ser muy torpe,
con toda actitud violenta,
le hablaba como a otro hombre,
y yo no me daba cuenta.
Después, al pasar los días,
con ella siempre en el prado,
nacieron las melodías
de un niño ya enamorado.
Por risas que da el silencio
a quienes ven la pureza,
despierto, bajo el almendro,
me vi junto a su belleza.
Le dije que estaba hermosa,
que nunca la perdería,
que el día que fuera esposa
mi vida se partiría.
Y entonces, con un abrazo,
con llantos de una mujer,
me dijo: "Yo a ti te amo,
soy sangre de tu querer".
Sentí su sutil fragancia,
su cuerpo quemando el mío:
las cosas que da la infancia
te llenan cualquier vacío.
Jamás la besé en los labios,
-un niño no piensa en eso-:
probé el sabor de sus manos
mas nunca probé su beso.
Su abrazo fue mi trofeo,
lo sabe el prado y la tarde;
por cosas que hoy día creo
presiento que fui un cobarde.
Es cierto, mi voz no dijo
que yo también la quería:
mataba este dulce hechizo
la sangre que nos unía.
A veces, con poco tino,
yo pienso en aquel pasado,
¿sería así mi destino
si yo la hubiera besado?
Por cosas de la familia
no hubiera sido mi esposa,
mas otra sería mi vida,
sería, tal vez, gloriosa.
Un hombre que se arrepiente
no debe tener perdón,
aun cuando aquel que siente
no es él, sino el corazón.
Tal vez, por ver el recuerdo
de todo lo de mi infancia,
parezco más bien un muerto
que hoy llora por la distancia.
Y hoy, que estoy en el prado,
con esta ilusión encima,
¡Me muero por esos labios
de aquella… que fue mi prima!

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  • Autor: Danny McGee. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de febrero de 2019 a las 00:31
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 20
  • Usuario favorito de este poema: anbel.
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Comentarios1

  • anbel

    Inocencia escrita cuando aún se ignora todo. Un abrazo.

    • Danny McGee

      Un poema que mira hacia el pasado cuando ya no se puede remediar nada.
      Cariños.



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