Despedida.

VÍCTOR CARRILLO

Fue entonces, cuando  una inocente lágrima rosaba salvajemente mis mejillas.
Mis ojos seguían aquel hilo rojo del que algún día me hablaste
y que poco a poco se consumía.
Los suspiros se hacían más y cada vez más profundos,
tenía aquella sensación aguda del dolor y del llanto.

¡Fue triste!
La voz la tenía entrecortada
por primera vez en mi vida me sentía tímido y cobarde
la sensibilidad se apoderaba de mi mente
mientras que a fuertes gritos mi corazón soltaba un cenit de palabras.

¡Quizás y ese no era yo!                     

Sentía la sensible palma de tu mano sobre mi hombro intentando darme un aliento que ya hacia extinto.

Aquel día esa tímida lagrima infantil no era la única protagonista
mi corazón clamaba piedad, su dolor era un reflejo de la humedad de mis ojos.
Aquellas lágrimas exageradamente esparcidas sobre mi rostro mojaban hasta la más pequeña parte, llegaban a mi cuello y como si fuesen hidrógeno y oxigeno se combinaban con un brote inmenso de sudor que nacía inmarcesiblemente de mi piel, mojando por completo mi espalda.

Los nervios controlaban mi cuerpo,
me sentía frio y con miedo,
me sentía agobiado,
¡me sentía estúpidamente triste!

<<<Solo quería decirte que, lo nuestro ya no tiene un sentido, que nuestro error fue intentar acoplarnos el uno al otro cuando somos tan distintos, lo siento pero ¡no puedo seguir con esto!>>>

Aquello fue lo más valiente y estúpido que he dicho en mi vida…
¿que si la amaba?
no solo la amaba, era silenciosamente su cómplice
era el esclavo de su belleza
era por momentos el protagonista de su sonrisa
y esta vez era el causante de su dolor!

Solo basta recordar el momento mágico con el que nos conocimos,
cuando por destino o por simple casualidad dos mundos tan distintos chocaron, se miraron y se sonrieron!

¿Te acuerdas?

Aquella vez, no sé si fue valentía o miedo lo que hizo acercarte,
tu blusa llevaba una mujer tatuada, “la mujer maravilla” creo!
tu jean era azul, el pelo un poco recogido, tus brazos estaban completamente limpios, no llevabas nada en ellos, tus labios seguían una figura tan fina, eras perfecta, sencillamente perfecta.
La estatura era tan acorde a tu belleza, las cejas tan acordes a tus ojos y tus ojos ¡Dios! que maravillosos ojos…
todo eso fue antes de hacerme la inocente pregunta que me enamoro!

Seguidamente entablamos conversación,
la política, el arte, la poesía y los libros...
Y claro, por supuesto, el espacio, la galaxia, el universo…
llegue a deslumbrarme tanto, a reírme tanto y a ser feliz con tu sonrisa en mis pensamientos,

  • aún tengo guardado el alíen con el me comparaste!

Aquello no podía terminar mejor, pero debía acabar, lo más prudente que hice fue abrir mis brazos y abrazarte, empapar mi cuerpo con tu aroma a mujer!

 

Ahora, aquí estoy… llorando una vez más por perder a la princesa de mi cuento de hadas!

  • Autor: VÍCTOR CARRILLO (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de febrero de 2019 a las 22:11
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.