Celícola

Juan Carlos Oberst

Al contemplar el abeitar

De un corazón adolorido el cordojo, 

Permite entrever cierto enojo 

Que se evidencia al esperar 

 

Capaz es ella de nucir

Causando en mí melancolía y esplín.

¿Podré al fin estar ledo o fruir?

¿En vida poder albergar un botín?

 

Antier, he de encontrarme con una atijara

Que, campante, a mi persona ofrece

Un puesto de celícola, y muy majara

¡Piensa que mi alma en vida remece!

 

Un deliquio propio he membrado 

Cuando a tu persona mamparar he tratado 

¿Mi corazón merece ser atibado?

¡En un ser contentible me he transformado!

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