Estoy completamente seguro,
que el señor Armstrong tendría envidia
de este pobre poeta idiota,
al darse cuenta que fui el primero en pisar todos sus lunares
y sobre ellos enarbolar banderas.
La primera vez de mis manos sobre
sus piernas, vientre y pechos
supe que su cuerpo tenía otra gravedad,
desde su cadera contemple la tierra con tanta felicidad,
y alguien me dijo que no tenía derecho de sentir tanto jubilo
y mucho menos de estar allí.
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Autor:
Osman Rivera (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de enero de 2019 a las 16:59
- Categoría: Amor
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Libia Sophia RC
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