Interminable

Sathya Sanahuja

 

Esta es la historia de millones de personas que lo dejaron todo para empezar de nuevo...
Quien quiere escuchar eso? Ya todos lo sabemos, lo vivimos, somos quienes la escriben; pero ¿que es lo que no decimos?, ¿que es lo que nos callamos para no ser pájaros de mal agüero?, ¿que pasa por nuestras ocupadas cabezas todos los días?.

La mañana del 21 de enero debió haber sido lo común, estoy desempleada, así que miro la hora, reviso mi correo, apunto las entrevistas y como es usual tengo que enterarme que esta pasando de nuevo, supongo que no debí hacerlo... se vive mejor en la ignorancia, no puedes tener miedo de lo que no sabes; pero yo lo leí:


"Ibarra, este domingo en la noche. Habitantes buscan -como en las noches de Salem- a venezolanos, los sacan de sus casas y queman sus pertenencias. Los demonios desatados de la xenofobia"

Seguido de esto vi una cantidad de vídeos que mostraban que la historia que redactaba el tweet, era algo que realmente estaba sucediendo, no puedo plasmar en palabras las cosas que pasaron en mi cabeza, lo pequeño que se me puso el corazón, destape un frasco de miedo del que estaba al tanto.

¿Realmente encajaremos en algún lugar?, ¿alguna vez dejaremos de ser forajidos invadiendo una tierra que no es nuestra?, ¿todos nuestros esfuerzos son en vano?, ¿pagaremos el precio de ser inmigrantes hasta que nos rindamos y simplemente dejemos de serlo?.

Hoy por primera vez desde que me fui del país no me siento segura, ¿y quien puede?... que me asegura que mañana en España no va a pasar lo mismo, en Argentina, en Chile, en Peru; soy la bandera que me toco y la llevaba con orgullo hasta el día de hoy... hoy la siento una carga, un peso que me llena de nervios.

Porque al final yo soy el Venezolano que se fue, no importa a que país, soy el extraño que lucha por encajar, el que teme de hacer algo mal, el que trabaja para sobrevivir, el que tiene sueños y aspiraciones, el que no se rinde.

Supongo que solo basta sembrar una semilla de odio en un corazón que se siente afligido para desatar una ola de violencia que no tiene excusa, que carece de humanidad y bondad, no puedo imaginarme lo que pasa por la mente de la persona que quiere castigar la violencia de un solo ser a una nación entera, "todos tus hijos comen la misma comida, viven bajo el mismo techo, pero jamas se comportaran igual porque son por naturaleza diferentes".

Es fácil escucharnos y asentir con la cabeza cuando contamos toda la mierda que hemos vivido, difícil es realmente entendernos, espero que en algún momento alguien lo intente, hoy me tiembla las manos y el corazón me late muy rápido, sentía que había de alguna manera escapado del legado de un comandante que por ambición daño una nación, sin embargo se siente como una pesadilla interminable, cuanta impotencia...

No tengo un final feliz para esta historia... de hecho aun no tengo un final, porque sigue ocurriendo en este preciso momento, estamos muriendo, dentro o fuera del país, los pequeños momentos que podemos vivir lo hacemos con terror, ¿alguien sabe cuando se va a terminar este dolor?.




Sath

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Comentarios1

  • alicia perez hernandez

    Hay mucha desesperanza por los países que la están pasando mal,
    especialmente por Venezuela y mi país México. Solo Dios sabe cuando termine esto. saludos



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