“Glosa A Una Interminable Espera”

“Glosa A Una Interminable Espera”

A Alida Santos, amiga de mi adolescencia en la ciudad trujillana de las siete colinas.

Oh, miserable y aterradora melancolía

que en verano me has dejado sin coraza,

dentro tengo fuego y con desdén me abraza

sudando sueños en tus noches y tus días,

entre mis carestías, falencias y monotonía

están mis grandes fortalezas que les rebasan,

para alimento del alma, del pan una hogaza

sin más crueles tribulaciones ni querellas,

contemplo atrapadas las horas en una botella

y sin embargo, espero, y el tiempo pasa y pasa

De ilusiones y esperanzas muy escasas,

pedí un caro deseo a mi fugaz estrella

por la salud y bienaventuranza de ella,

que son sus afectos una preciada caza,

con estoicismo enfrentando la amenaza

van pasando lerdos minutos en agonía,

se crece mi nostalgia por su grande lejanía

pues dicen que la distancia es el olvido,

más, supongo haya querencia por tu nido

y ya llega el otoño, y espero todavía.

Invierno tampoco es causa de alegrías

crecidos bajan los ríos de mi sufrimiento

aunque es prueba de mis nobles sentimientos,

anhelando tu ardiente y apasionada anatomía

me aventuraré a emprender una travesía,

en tu búsqueda salgo raudo con mi barcaza

como buen indígena caribe que es mi raza,

siempre diligente, sonriente y muy dispuesto

pese a sobrado brío e intrepidez en mis arrestos,

de lo que fue una hoguera solo queda una brasa.

Las agujas del reloj son mi cruel mordaza

y no cejo en mi obstinada persecución,

como fiel can es mi rastreo en prospección

llega la primavera y distanciado ya de casa,

son tus recuerdos a mi herida, seda y gasa

con perseverante constancia y valentía,

que estimulan mis poesías y mis melodías

vivo con estolidez tu cruel y larga ausencia

 casi al borde de la locura y la demencia

pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

Hermes Varillas Labrador

2052                08/12/2018

Glosa inspirada y bajo la orientación en versos, extraídos de

“Canción De La Búsqueda” de José Ángel Buesa:

Y sin embargo, espero, y el tiempo pasa y pasa
y ya llega el otoño, y espero todavía.
de lo que fue una hoguera solo queda una brasa
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

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