\\\\\\\\\\\\\\\"REFLEXIÓN VESPERTINA\\\\\\\\\\\\\\\"

Invade mi tarde, un ejército de hormigas,
colonizando el silencio, de manera oportunista,
atropellándome con su muda estampida,
con vehemencia y voluntad taurina,
dejando herido mi célibe destierro.
andan mi piel, erizándome el pellejo.
En plena caravana, suben la escalera,
pisoteando todo, en minúscula Pamplonada,
mi libro, mi almohada y un poema a medias,
y el sexo añejo, que escurre la sábana.

Ronda un profundo letargo, en toda la casa,
una tortuga y cangrejo, en solemne aristocracia,
me asomo a la calle, y lanzo mis brazos al aire,
y una luz de semáforo, con su filo me parte.
Por un instante, huyo del teatro, del bullicio,
del circo y sus fenómenos, de tanto alboroto,
las alamedas nunca callan, parlotean calandrias,
su cruel partida, desgaja el cielo y mi alma,
siento mi pulso frío, y un cruel zarpazo de tigre,
un cielo cubierto, anuncia un desfile de buitres.

Imagino que Dios, nos contempla desde su observatorio,
me imagino de niño, con un hilo amarrando un globo,
imagino, el yugo eterno de Neptuno sobre las olas,
y el tráfico aéreo de nubes, cuando se amontonan,
una tierra llena de arrugas, estragos y costras,
un diente de león, y mil deseos volar cuando se deshoja,
la mirada triste de Dios, por un mundo que se desmorona,
la soledad de la oruga, al convertirse en mariposa,
a la musa y la sirena, en un desierto pidiendo limosna,
a Hemingway con Fidel, en la Casa Blanca pasados de copas.

Juan Ruiz
Derechos de autor ©
Hermosillo, México
Imagen: "Melancolía"
Autor: Edvar Munch