*** El principio del fin *** (Narrativa) - Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata - - En la voz de Hugo Emilio Ocanto - - Grabado -

Hugo Emilio Ocanto



Esa tarde a su regreso a casa vio a lo lejos una diminuta luz y, conforme se iba acercando hacia aquel fulgor, éste, se iba alejando de su mirada.

 

Cuando llegó hasta donde creía era el sitio de dónde provenía originalmente, buscó algún indicio que le confirmara el lugar exacto, mas no logró su propósito; de esa manera, desalentado, picó espuelas para apresurar su camino; era común que a veces se le hiciera tarde y regresara ya entrada la noche.

 

Luego de dejar en el establo listo para dormir al “Negro”, el cual era el nombre del caballo de brillante pelaje, al poder arribar finalmente al calor de su hogar, después del saludo y mientras se quitaba la chaqueta para colgarla en un perchero junto a la chimenea encendida, le habló a su bella esposa en tono de confesión:

 

--No te lo había querido decir para que no pienses que estoy loco pero… ¿sabes?…--.

 

Captando con ello la atención de su mujer quien tejía a la luz de un quinqué con ayuda también del resplandor del fuego en la chimenea, siguió comentándole en el mismo tono:

 

--Algunas ocasiones al regresar del potrero… he podido ver una luz que se comporta de una manera extraña…--.

 

La mujer, precavida, le aconseja:

 

--Deberías de tener cuidado y llevarte una lámpara… seguramente debe ser un cazador y… así… con una linterna tú también… no puedes de ninguna forma confundirte en la oscuridad de la noche con algún animal…--.

 

Él, respondió seguro:

 

--No… definitivamente la luz no proviene de una lámpara… es algo mucho más grande… aparte de que da vueltas sobre su mismo eje…--.

 

Ella, intrigada, sin saber exactamente de qué le hablaba su esposo, dejó de lado el tejido y, poniendo entonces sí toda su atención en el asunto, comenzó a preguntarle cosas y detalles tratando de comprender lo sucedido; luego de un rato de charla, ambos coincidían y confirmaban una vez más, que la vida nos depara siempre sorpresas de todo tipo.

 

 

A la noche siguiente, el hombre decidió regresar un poco más temprano que de costumbre del potrero cuando, de pronto, el “Negro” dio un sorpresivo relincho que, a pesar de ser él un buen jinete, lo intempestivo y brusco del movimiento del cuaco quien en seguida echó a galope en dirección conocida, lo tiró de la silla de montar; segundos después cuando el caballo había avanzado un centenar de metros apenas, un gran reflejo lo iluminó tirado en el piso; asustado el hombre se levantó y echó a correr; el temor le invadió por lo que corrió y siguió corriendo pero de nada le valía, aquella gigantesca luz iluminaba todo el terreno.

 

Cuando ya no podía seguir por el cansancio, fue a protegerse tras una enorme roca y, de ahí, pudo ver todo el panorama; una gigantesca nave se dirigía hacia donde estaba él, y de su interior le lanzaban directamente aquella potente luz; de pronto, para su sorpresa, la nave se posó con suavidad a solo unos metros de donde él se encontraba guarecido detrás de la gran piedra; sin parpadear siquiera, siguió con su mirada atenta hacia todo lo que sucedía con ese monstruoso aparato sin perderse el más mínimo detalle para, segundos después de que las luces giratorias detuviesen su frenético movimiento las cuales ahora sólo titilaban muy Lentamente, ver entonces descender del mismo a unos hombres extrañamente ataviados con atuendos semejantes al brillo de aquellas intensas luces blancas ahora titilando al parecer con pereza, de tal suerte, que no logró ver sus rostros pues aquellos múltiples resplandores lo encandilaban.

 

Los hombres de cuerpos y brazos y dedos alargados, bajaron de la nave como buscando algo; asustado llegó a pensar que le buscaban a él, pero desechó rápidamente la idea porque, si esa hipótesis fuese cierta, ya estaría dentro de la nave; esos extraños seres iban tras otra cosa.

 

En cuestión de minutos aquellas criaturas quienes al parecer encontraron lo que buscaban, volvieron a subir para después despegar en vuelo nuevamente y, así, aquél hombre que se llevó el susto más grande de su vida, se preguntaba en la mente de manera frenética una y otra vez:

 

“¿Quiénes serán aquellos seres que le habían pegado tamaño susto?… ¿qué sería lo que buscaban en ese lugar?”

 

Casi tambaleándose del miedo emprendió su camino para, un par de kilómetros adelante, encontrar al “Negro” plácidamente pastando con tranquilidad y, temblando aún de miedo, logró subir a su caballo para encaminarse a casa mientras en el trayecto se hacía una y mil veces las mismas preguntas; al arribar se dirigió directamente a su recámara, aquella experiencia le había quitado hasta el apetito.

 

Al otro día era su jornada de descanso, por lo que fue en busca de un primo suyo quien a la vez era su compadre y quien, por su lado, sorprendido al verle llegar con ese semblante, presintió que algo malo le sucedía a su pariente.

 

Después de narrarle éste último los hechos, se dirigieron hacia el lugar donde había sucedido todo; grande sería la sorpresa de ambos cuando al llegar al sitio exacto donde se había estacionado la gigantesca nave, todo parecía estar quemado pero, al acercarse un poco más, se dieron cuenta que más que quemado, parecía óxido lo que había dejado aquella inmensa nave voladora de múltiples destellos.

 

Ansioso por saber de qué se trataba el asunto, el pariente apresuró el paso sobre su montura para acercarse y desmontar estando ya casi sobre la mancha en aquella parte de la pradera para, así, de esa manera, poderse poner en cuclillas y mirar mejor ese supuesto óxido cuando, de pronto, se escuchó el grito de sorpresa del compadre que se incorporó llamando al otro:

 

--¡Compadre… venga acérquese!…--.

 

Aquél se acercó y, lo que parecía oxido no eran más que diminutos gusanos. Todo el lugar estaba infestado de ellos. Por más preguntas que se hacían a sí mismos, no lograban comprender tan extraño acontecimiento. Sorpresivamente con una gran celeridad y como si se hubiesen puesto de acuerdo, millones de gusanos a la vez, saltaron sobre los dos compadres. Los caballos lograron huir pero, los dos hombres, nunca supieron ni se pudieron percatar siquiera que fueron el primer alimento que favoreció la invasión de la Tierra por seres llegados de otros mundos.

 

 

 

 

Autora: Ma Gloria Carreón Zapata.

Imagen de la web.

Obra Literaria Registrada.

10/sept./2013.

  • Autor: hugo emilio ocanto (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de noviembre de 2018 a las 01:11
  • Comentario del autor sobre el poema: Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata. Comenta: En el 2013 Obtuvo el GLOBO DORADO compartido en el concurso de Relatos de Ciencia Ficción, "El Principio del Fin", organizado por la Unión Hispanoamericana de Escritores con sede en Lima, Perú compartido con el reconocido escritor colombiano Antonio Mora Vélez. MGCZ. Con autorización de su autora, entrego mi voz a sus letras, con todo mi sentir. Feliz día, amigas, amigos del alma. Hugo Emilio.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 61
  • Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, El Hombre de la Rosa, Edmundo Rodriguez, Ma. Gloria Carreón Zapata., alicia perez hernandez, María C., Hugo Emilio Ocanto.
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Comentarios7

  • Lualpri

    Mis mas sinceros aplausos.

    • Hugo Emilio Ocanto

      Muy agradecidos, Luis.
      Narrativa maravillosa de su autora.

      • Lualpri

        Tal cual.
        Abrazos.

      • Hay 2 comentarios más

      • El Hombre de la Rosa

        Un hermosa prosa recitada de nuestra compañera Ma Gloria donde asoma el sentimiento humano, estimado rapsoda y amigo Hugo Emilio Ocanto.
        Un placer pasar por tus recitales.
        Saludos de amistad
        El Hombre de la Rosa

        • Hugo Emilio Ocanto

          Muy agradecido por acompañarnos, Maestro.
          Gran placer estés, Críspulo.
          Saludos de amistad.
          Hugo Emilio.

          • Ma. Gloria Carreón Zapata.

            Gracias por su valioso comentario, viniendo de usted honrados nos sentimos maestro El Hombre de la Rosa. Gracias de parte de ambos, me siento aleluyada y agradecida con tan bella lectura de parte de nuestro amigo y gran autor Hugo Emilio Ocanto. Un cordial saludo para ambos.

          • Violeta

            Oh maravilloso como siempre dándolo todo por el tema escogido MiHuguitoEmil en este caso las letras de Ma Gloria Carreón Zapata. mis respetos y saluditos

            • Hugo Emilio Ocanto

              Muy agradecido Violeta.
              Me alegro hayas estado presente en esta narrativa de
              su autora.
              Mi respeto y saludos... mas un abrazo fraterno.

              • Ma. Gloria Carreón Zapata.

                Gracias de parte de ambos querida autora Violeta por tu motivador comentario. Y sobretodo por brindarnos tu valioso tiempo. Un cálido abrazo desde México.

              • Edmundo Rodriguez

                Querido Amigo Hugo Emilio ,
                Excelente historia .
                Un tu voz toma la vitalidad
                de una gran obra .
                Un gran Abrazo .

                • Hugo Emilio Ocanto

                  Muchas gracias Edmundo.
                  Excelente tema de su autora.
                  Placer tu presencia.
                  Un abrazo.

                  • Ma. Gloria Carreón Zapata.

                    Sin duda nuestro amigo Hugo Emilio Ocanto es un gran narrador, no pudo ser mejor leída esta narrativa más que por él. Orgullosa y agradecida me siento. Ya usted gracias por brindarnos su valioso tiempo y su motivador comentario estimado amigo Edmundo Rodriguez. Un cordial saludo a ambos autores y amigos.

                  • Hay 1 comentario más

                  • Ma. Gloria Carreón Zapata.

                    Orgullosa y agradecida me siento con el actor argentino, recitador, actor teatral y de novelas radiales Hugo Emilio Ocanto por haber narrado una de mis obras literarias en su viva y maravillosa voz. Misma que en el 2013 Obtuvo el GLOBO DORADO compartido en el concurso de Relatos de Ciencia Ficción, "El Principio del Fin", organizado por la Unión Hispanomundial de Escritores con sede en Lima, Perú compartido con el reconocido escritor colombiano Antonio Mora Vélez. Dios le bendiga estimado amigo.

                    • Hugo Emilio Ocanto

                      Para mí ha sido una gran satisfacción dar mi voz a su narrativa, poetisa.
                      Gran placer haber realizado.
                      Dios bendiga su existencia estimada amiga.

                    • alicia perez hernandez

                      FELICIDADES A LOS DOS
                      UN RELATO MUY INTERESANTE DE MI PAISANA GLORIA. Y MI BELLO AMIGO HUGO QUE CADA VEZ ES MAS INTENSO EN SU VOZ Y FUERZA DE EXPRESAR LO QUE NOS DELEITA ESCUCHARLO. ABRAZOS MIL CON SALUDOS

                      • Hugo Emilio Ocanto

                        Muy agradecido por acompañarnos, Alicia.
                        Es maravilloso y alentador tu sentido comentario.
                        Abrazos mil, Alicia, amiga del alma.

                        • Ma. Gloria Carreón Zapata.

                          Querida y gran autora alicia perez hernandes nos honras con tu valioso comentario, y presencia amiga. Gracias mil por pasar. Un cálido abrazo y un bendecido sábado.

                        • María C.

                          Entrar a leer a los compañer@s, y escucharte es divino, y no lo digo como elogio para quedar como una ''diva'' lo digo porque eso mi alma calibra
                          Un doble abrazo

                          • Hugo Emilio Ocanto

                            Muchas gracias María.
                            Un sentido abrazo.

                            • María C.

                              Otros dos.

                            • Hay 1 comentario más



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