treinta sueños

Te llaman los sueños
para que vayas allá,
allá donde despiertan
creciendo tus anhelos,
donde tus fantasías
se haran tangibles,
acogidas, como realidad.

Miro tu redonda carita
en el reposo;
y acaricio tus cabellos,
no hay nada me agrade más
que el oler tu nuca y tu cuello.
Menta y romero se confabularon
para darte a ti este olor.

Cuando duermes,
aparecen en tu espalda
plumas, un par de alas,
sé entonces... que estas volando
sobre los mares del cielo.

Respiras de lo profundo,
tu pecho se achica y engrandece
los labios se te curvan,
conversando satisfechos,
parpadean tus ojos levemente.

Observas violaceos horizontes,
anaranjados amaneceres.
Son treinta años
de saltar la verja de lo real.
Son treinta años
de abrir el cofre de tus tesoros.
Son treinta,
entre abrazos y revueltas.
Son ya treinta.

Pasaron rápido.
Varios apuntes,
un par de chasquidos,
pero continuas siendo,
por siempre,
la misma princesa
cargada de fortaleza.
Entera, vencedora y predispuesta.

Olvídate de ir con prisas,
últimamente,
andas corriendo.
Temes acaso
al tiempo finito,
si es que los ocasos
ni te conocen
ni nunca te han visto.

Sé, que la vida te encanta;
y con ella tantos detalles,
tantas de sus cosas.
Sé, no quieres perderte ningún instante
y para comértelos

das dentelladas,

abres bien tu boca.
Se paciente,
tolerante,
comprensiva,
nunca altiva
ni despreciativa.
Escucha a otros que saben,
no te encierres tan sólo en ti.
Complétate escogiendo.

Remata tus dias
con preciosos bordados;
elabora artesanía.
Entre cordones de plata
e hilos dorados,
rematados con turquesas,

con lapislazulis,

con aguamarinas,

con hermosa pedrería.

Decoraré mi recibidor,
para darte la bienvenida.
Quemaré incienso,
sonarán caracolas
y campanillas,
encenderé velas
de perfumes coloreados.
Todo olerá bien;
entraremos,
entrarás.......
Es cuando me deslizo,
cuando me permito
dejándome llevar por lo inherente,
que alcanzo al ser consciente
que hay latente en mí.
Me doy cuenta
que el llanto se pierde,
no pesan  a tu lado
mis dos grandes pesares humanos;
Ni el de mi corazón,
ni el de mis pensamientos.
Me doy cuenta que la alfombra,
la voladora se desenrolla,
que la lámpara recobra a su genio,
y es en el llegar tú y abrazar
hasta al imperfecto demonio
que se esconde dentro de mí.
Transformas densas nieblas,
y espesuras acorralantes,
en briznas eléctricas de polen;
ligeras, fecundas, circundantes.