Pasa que no pasa nada

Jordan Sanchez

Pasa, nada.
Pasa el tiempo echando raíces.
Pasa el orgullo en su carruaje.
Pasa la sangre somnolienta:
aullidos de lobos implacables,
relámpago de bosque lejano
en el frágil vacío de la piel.
Pasa  la música de recuerdo
el piano de las notas doloras,
pasa el látigo cruel de las horas.
Pasan mis almas tejidas en oscura
seda de  insectos aún más oscuros.
Pasa mi cabeza a todos los sitios,
sobrevuela la corona de polvo
que recién se levanta en medio
de la cruda nube que nos mira.
Pasa el elefante blanco de los sueños.
Pasa la infancia perdida entre adultez,
los juegos de las tardes; imaginación
de seres impensables… más allá.
Pasa la ausencia errante y sinfónica:
le doy un mapa de signos inservibles
¡Que vaya y se pierda por esa dirección!
Pasan mis errores en silencio
en dobles, en triples filas
conversando el próximo fracaso,
confabulando el antiguo desahucio.
Pasa el infame silencio de lo incierto
rondando como un perro tras su carne,
como asteroide atraído por la grave-dad,
pasa pasa como el gran titiritero
de los sabores amargos de mi merienda.
Pasa el ataúd de los que están vivos.
Pasa el oráculo de los hombres ave,
cuestionándose sobre sus alas enfermas.
Pasa la quimera de los días infames
de los días borrados, borrosos:
bocanadas de minutos arrastrándose
en mi espina dorsal haciéndome invalido:
de pensamientos inexistentes, fantasmales.
Pasan los aviones que no llevan a ningún lugar.
Pasa el abominable hombre del mañana.
Pasa una mirada que andaba buscando.
Pasa el ultrasonido que desnuda
al ente del sufrir coloquial,
al orate del sufrir vanal.
Pasa el cinismo cauteloso
con una barca de madera pútrida.
Pasa el corazón haciéndose vestidos
para el frio, para el invierno blanco
para la tundra despiadada
para el hielo hipotérmico
hipocondriaco, hipoanémico
hipotrágico hipodérmico.
Paso yo mismo entre los cedros
con el paso del verso herido
con el pie que se lamenta,
por ir sin alcanzar al otro.
Paso yo mismo (otra vez)
entre los arbustos profundos,
me arrullo entre las ramas,
las hojas me elevan a otro sueño
las espinas me sangran cada
poro, y me desgarran de a poco
hasta rendirme en su naturaleza.

Pasa  el…
Pasa ella…
Pasamos nosotros…
Pasan ustedes…
Pasan ellos, ellas...
Pasa nadie,nadie, pasa… nada.







 

Llevate gratis una Antología Poética y suscribite a Poemas del Alma ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales

Comentarios2

  • Texi

    Y a veces por no pasar nada. Pasa todo...
    Eres bueno amigo !

    • Jordan Sanchez

      Muchas gracias Texi.
      ¡Un gran saludo desde México!

    • Estanislao Jano

      Superlativo!

      • Jordan Sanchez

        Vaya, un honor que lo pienses así.
        Muchísimas gracias Hugo



      Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.