Nos conocimos en primavera, lo recuerdo muy bien...
Era una tarde de sol templado y fino.
Intimamos sin grandes esfuerzos, con sensatez y
mucha sinceridad. Desde ese preciso momento,
fuiste para mi cuerpo,fina enredadera.
Me diste el rosado de tus mejillas, y yo, te ofrecí
la sal de mi salina.
Navegamos juntos, sin bandera, por ese mar de la
dicha y la espina...
Y siguiendo por nuestro camino, decidimos no hacer
caso alguno, a esos comentarios, salidos de la boca
torpe de la gente, para convertirnos en amor de un
mismo puente!!
      
  
  
						
						
                        
                        
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                        Autor:    
     
	emiliodom (
 Offline) - Publicado: 25 de septiembre de 2018 a las 03:24
 - Categoría: Amistad
 - Lecturas: 22
 - Usuarios favoritos de este poema: Texi, Mauro Enrique Lopez Z.
 

 Offline)
			
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