Las mismas manos y el mismo huerto;
la misma risa y el mismo tiempo.
La misma casa. De los asaltos y lamentos;
con la misma entrada y un par de asientos.
Por donde huyen como las olas
los más osados sentimientos.
Que somos mucho,
o somos poco.
Todo y cuanto soñamos,
todo y cuanto queremos.
Y el hombre nunca despierta,
del tan profundo deseo.
Hasta que pierde las manos,
hasta que abandona el huerto.
Hasta que olvida la risa,
hasta que se le acaba el tiempo.
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Autor:
Gonzalo Flancale (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 26 de agosto de 2018 a las 15:18
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Hermosa tu genial poesía estimado Francale
Un placer pasar por tus letras
Saludos de amistad
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
Aunque el tiempo sea largo, siemprre hay coasas por hacer. Es nuestro sino.
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