Entre él y Yo.

Ruth García

Él te llevaba orquídeas,

bellas y finas flores,

que para ti eran divinas,

lo decían tus ojos azules.

 

Yo te traía flores silvestres,

nacidas en lo alto de la montaña,

su rico olor y sus mil colores,

me recordaban a quien era mi dueña.

 

Él conducía un auto del año,

regalo que le hizo su padre

lujoso automóvil de ensueño

te tenía muy alegre.

 

Yo conducía una bicicleta,

herencia de mi bisabuelo, 

ya estaba algo viejita,

siempre iba con mi estilo.

 

                            Él vestía de trajes finos y elegantes,                             

el uso del calzado que más deslumbre,

se ponía de los mejores perfumes,

siempre a la moda era su costumbre.

 

Yo vestía ropa de tianguis,

algo acabada de tanto uso,

siempre andaba de tenis,

casi rotos por cada paso.

 

Él vivía en una mansión,

se ubicada en zona de ricos,  

se podía apreciar con admiración,

era enorme y rodeada de lujos.

 

Yo vivía en un hogar humilde,

una casita en las orillas del pueblo,

se podía apreciar que no era grande,

era sencilla y herencia de mi abuelo.

 

Él en escuelas de paga en la capital,

Yo estudiaba en la escuela del pueblo,

el divirtiéndose con su dineral,

yo luchando por mi mayor anhelo.

 

Él te ofreció un lingote de oro,  

Yo solo podía ofrecer un corazón,

él te tenia sin amor sin decirte te quiero,

yo te amaba sin importar la condición.

 

Yo te tenía rodeada de amor cada día,

llega él con dineral y de mi te olvidas,

elegiste su posición social que tu alegría,

te compro el amor que me fingías.

 

Ahora vienes a mi cuando él te daño,

su dinero no te dio la felicidad,

hoy tu egoísmo te enseño,

que no todo es vanidad.

  • Autor: Ruth García. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de agosto de 2018 a las 15:39
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 33
  • Usuario favorito de este poema: Edmundo Rodriguez.
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Comentarios1

  • Edmundo Rodriguez

    Querida Ruth,
    Son frecuentes esas experiencias.
    Mi cariño, y
    Mi cálido abrazo

    • Ruth García

      Así es Edmundo, es triste pero es la realidad de un mundo materialista.
      un cordial saludo.
      Con cariño Ruth Garcia.



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