CLANDESTINIDAD

FrancoBouzas

  FRANCIA. 1970.

 Te recuerdo bien. Estabas sentada con esa misma ropa en la barra del bar con un cigarrette colgando entre tus dedos, mirando hacia la nada, con los oídos escuchando el suave Jazz de fondo.

 Los pretendientes caían marchitos como la rosa que llevabas en tu regazo. Tu mirada desinteresada, como si en el lugar estuvieras vos y el saxo, fue lo que me cautivo.

 Te vi pedir otro whisky con hielo y mientras lo fuiste bebiendo de a sorbos, tu pie marcaba suavemente el ritmo y el cigarrillo se consumía sin que tocase tus labios.

 Salí del bar para tomar un poco de aire y me quede viendo como llovía. La música que sonaba se mezclaba con el caer de las gotas contra el suelo, y mientras mis pulmones se llenaban de aire húmedo y el humo de mi tabaco, pensaba en vos. Con tus botas altas de cuero, tus labios inyectados de fuego que decían mas que todas las palabras juntas, tus ojos tristes que lo veían todo y no miraban nada, tu pelo umbroso atado en un rodete improvisado decorado con una boina perfectamente colocada.

 Eras un poema, un cuento y una canción. Eras la música, el saxo y el teclado. El llanto de un niño caprichoso. El orgasmo de dos enamorados. Todo el bien, todo el mal y a la vez nada.

 Pensé que mis pensamientos eran exagerados, mire la hora y ya era tarde, pare el primer taxi que paso y corrí hacia enfrente para subirme en él, sin darme cuenta de que vos también habías subido.

 Casualmente íbamos para el mismo lado así que compartimos el auto. Mi timidez y tu indiferencia hizo que el viaje fuera silencioso, perturbado simplemente por el murmullo del motor.

 Así seguimos, te pague el viaje, me miraste y sonreíste. Yo me baje y vos seguiste tu camino.

 Me quede viendo como el coche aceleraba y te ibas bajo las luces de París, mientras la lluvia caía sobre mi alma.

 Entre a mi departamento empapado, y así como estaba me senté en el sillón, prendí el velador, saque un cigarrillo mojado y fume toda la noche escuchando en mi cabeza, ese Jazz que todavía sonaba en el bar.

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Comentarios1

  • Ana Maria Germanas

    Ameno e interesante tu relato Franco.-
    Me transportaste, a esa noche, y a ese espacio ...
    Me agrado leerte .-
    un afectuoso saludo.-



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