"Un título para un proyecto de vida" - "Yo que sembré lo mejor"

Hermes Antonio Varillas Labrador

"Un título para un proyecto de vida"

 

La anécdota más bonita y valiosa, o para decirlo con un término superlativo, (muy usado por mi colega Luís Tomassetti) la más “simpática” que puedo narrar en mi larga carrera como profesional de la educación, en esa constante actualización docente, está relacionada con mi último título de postgrado, que cursé los fines de semana en una conocida Universidad venezolana, y no precisamente en su casa matriz, sino a distancia, en la muy apartada población de Mantecal, en el estado Apure, a seis horas de recorrido desde el sitio de residencia, Colonia de Mijagual en el edo. Barinas, por el año de 1996, viaje que emprendía los días viernes al finalizar mi jornada semanal, en horas de la tarde-noche y por escala, hasta Ciudad de Nutrias, para reanudarlo el sábado en horas de la madrugada con el resto de compañeros de equipo: Álvaro Martínez, Orlando Polanco y Albéniz Aragón (QEPD).

Sin importar las condiciones de infraestructura o si los profesores fueran o no, eruditos de la andragogía, ni las pocas o muchas fortalezas que me pudiese brindar la Universidad, lo que me fijé como meta fue obtener un conocimiento en materia de investigación social, y de hecho lo logré…

En mis años de posgrado, pude compilar suficientes ideas y herramientas que me permitieron desarrollar un proyecto de reactivación y modernización de la escuela técnica agropecuaria donde fungía para ese entonces como Coordinador de Evaluación. He acá una apretada síntesis del proyecto publicada por una revisa educativa: http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/articles/candidus/candidus1/hacia.htm

Realmente más que el título obtenido como Especialista en Planificación y Evaluación de la Educación, lo que me llena de profundo orgullo y satisfacción son las muchas competencias adquiridas sobre la base de una búsqueda muy personalizada y de carácter autodidacta, sin esperar exigencias de un currículo.

La calidad de la educación recibida puede depender de los buenos profesores que tengan la responsabilidad de lograr objetivos y fines del currículo, pero también depende de la actitud no conformista del estudiante, quien buscará por sus propios medios enriquecer la enseñanza que recibe, y eso difícilmente puede plasmarse en un título.

Dice un adagio en el coloquio popular venezolano: “Los hombres pasan y las instituciones quedan”, un viejo axioma olvidado en época de revoluciones donde se pretenden destruir las estructuras de un sistema que costó sangre, sudor y lágrimas con el cuento de refundar la Paria; lastimosamente del proyecto de marras, no puedo decir lo mismo, pese a los muchos esfuerzos que realicé por entregar el día de mi jubilación una escuela que fuese modelo para toda la región del occidente del país, el régimen imperante se dedicó a destruir de forma vandálica todo lo edificado en casi seis años que duré al frente del mismo.

Escribía hace pocos días un prólogo para el proyecto que logré recuperar de los archivos de uno de mis obsoletos y desvencijados equipos de informática:

 

¿Nos comemos las verdes y otros se comen las maduras?

 

“Yo que sembré lo mejor”

 

Yo que sembré con dedicación y amor

con desvelo y con constancia pertinaz

tal cual un loco y majadero audaz

para un mundo ajeno, todo lo mejor.

 

Y en mis luchas y conquistas no escatimé

Esfuerzos, ni recursos de mi peculio

a pesar de negro nubarrón cual diluvio

lo cierto es que nunca me amilané.

 

Más llegada la hora de la cosecha

la vida me depara un cruel destino,

y aceptando mi fatal y absurdo sino

acepto con honor postergar la fecha.

 

Otros sean los que gocen las mieles

del grande proyecto de mi vida

del cual se abre una enorme herida

de traidores a los que creía fieles.

 

Lo cierto es que aún veo caminos

que en un futuro pueda transitar

y con esperanza y fe pueda lograr

grabar otro pedagógico pergamino.

 

Hermes Varillas Labrador

 

 

Colofón: Perdemos nuestros sueños cuanto el sentido de pertenencia también se pierde, no los culpo, es la realidad quien les propina su propio trago amargo como castigo. Tal vez cuando la escuela granja la cierren por falta de matrícula o la conviertan en un cuartel, (como diría Hugo Covaro), venga a la Colonia de Mijagual, no un Hermes Varillas, sino un Noé cósmico en su arca luminosa y lleve a los apreciados agricultores y sus familiares de este querido asentamiento campesino a una colonia feraz más allá de las estrellas a intentar una nueva siembra.

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  • Autor: Poemas Potosinos (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de agosto de 2018 a las 15:41
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 22
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