* Recuerdos

Wellington Rigortmortiz



Había dejado de escribir,

una forma más de ignorarte,

ha pasado tanto tiempo,

mi cabello esta plateado, y,

aun no tengo una respuesta

a todo este silencio

en un exilio provocado,

no he dejado de recordarte

a pesar de todo,

las más grandes fantasías

de mi imaginario,

no pudieron desterrar

lo que pienso de ti,

un iceberg de fuego soy,

amalgama absurdo,

quizás tanto como el haber

desaparecido de tu presencia,

…deje hace mucho también

de componer melodías,

mi piano olvidado esta,

empolvadas tiene sus teclas,

su alma se ha ido,

no sé si podría invocarla,

puede estar más lejos

de lo que yo de la muerte,

pues ya he olvidado

como acariciarlo para que

responda con el amor

que mi alma le provocaba,

…tengo miles de cartas,

todas dirigidas a ti,

jamás te las envié,

en mi mente está gravado

todo cuanto allí exprese,

son ya los únicos secretos

que poseo,

retumban sus ecos sordos.

 

En mi despedida,

deje sobre un papiro,

palabras, versos lastimeros,

las ultimas inspiraciones

de un amor sangrante,

de mal heridos sentimientos,

nada volvió a ser entre los dos

al caerse la escultura

que jamás fue de piedra,

confianza le llamábamos,

el poder de tu alquimia,

en arcilla transformó

todo cuanto podías tocar,

magia tan vulgar,

que nunca trascendió;

en el confín de los tiempos

escribiendo estoy

para quien jamás leerá

lo que el lenguaje del alma

y de los pensamientos

no puede generar sonido,

palabras que jamás

saldrán de mis labios.

 

“Aquí en este lienzo áspero

como mi piel

carcomida por el tiempo,

las palabras tienen su final,

en mi ser continúan las ideas,

los sentimientos, que seguirán,

hasta más allá de la eternidad”.

 

Wellington

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