El vuelo de una mosca

Margarita García Alonso

Yo oí el zumbido de una mosca

cuando moría. Emily Dickinson.

 

Cabeza abajo

sobre un terrón de azúcar,

el cuerpo en el dulzor

acaricia con fibras de seda

la basura, el excremento.

 

Sobrevuelo el bosque

sumergido en el lago.

 

Pena a quien lo trunque,

el fuego no quema la madera,

las ramas se han fosilizado

y extienden telas de araña

donde agonizan luciérnagas.

 

En el desespero maldigo

al ejército egipcio

que lleva mosca en el escudo,

 

me pongo máscara,

sobrevivir no ha sido dado al

rostro descubierto.

 

El peligro tienta

con frágil urdimbre

liada a la mano.

 

La matria en el saco de testículos,

perfeccionan el conflicto

que se extiende por décadas.

 

Siniestras ordenanzas del

señor de las moscas

convierten el cuerpo

en candelabro.

 

Soy el humo, hostigo al ego y

enseguida lo bendigo con rocío.

 

Amo breve,

como la mosca quince,

veinte y cinco días

de agitación, desaparezco

en el tufillo amoroso

que atrae bestias.

 

Mirad el ojo de la mosca,

cientos de telescopios

convierten al otro en recinto,

cualquier posición lasciva

digna del templo de Salomón,

 

con los párpados cerrados,

mis ojos miran dónde sea,

 

incluso la podredumbre

 

como mosca de piedras,

mosca serpiente,

mosca blanca,

mosca escorpión,

mosca porta sierras,

mosca abejas, mosca piojos,

mosca garrapata de ovejas,

mosca verdadera

de oficio escritor,

este lujo intransferible

 

que sobrevuela, seduce

y apesta.

del cuaderno Breviario de margaritas, 2013

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Comentarios2

  • Nacho Rey

    Buen poema,compañera.Felicidades.

  • Sinediè

    Maravillosos versos criminales
    zumbando en serie.



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