Al caer la tarde, la calma se agradece
y vuelan golondrinas presurosas
buscando hacer su nido, jubilosas.
La brisa aparece, el viento enmudece.
Al caer la tarde, el cielo palidece.
El trabajo se aplaza y te relajas.
Mi plaza cobra vida y tú respiras
algo diferente, a poco se oscurece.
Al caer la tarde, el sol desaparece
y ya tú, del agitado día te olvidas.
Los niños juegan alegres, con prisas.
La luna suspira, brilla y resplandece.
Al caer la tarde, mi plaza se ilumina.
La tarde, es la amiga que me da la vida.
Comentarios1
Cuando recuerdos nostálgicos llegan y los ligamos a la tarde, es reconfortante esperarla una y otra vez. Muy bonito poema. Saludo amigo Antonio
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