Ruidosa navidad(25 de diciembre de 2019)

Joseponce1978

Hoy me he levantado a la hora de comer para pasarme a por ti. Cuando trabajo los fines de semana y festivos, como suelen ser largas jornadas de 12 horas, más una hora en el camino, entre la ida y la vuelta, el resto del tiempo lo paso durmiendo, y normalmente te veo de lunes a viernes, pero hoy, por ser un día señalado, he hecho una excepción, sacrificando la siesta para estar contigo un rato. Al llegar a casa, antes de entrar con el coche en el garaje has visto a Ainara y Mónica, a quienes ya les había dicho que iba a recogerte, y estaban con vuestra amiga Nati esperándote en la calle, pues a ellas sí se las trae tu tío los días festivos, que es cuando descansa del trabajo.

Vivimos en un barrio de la periferia de Lorca, en una calle tranquila por la que no transitan demasiados vehículos, y a menudo os bajáis al rellano de la escalera a jugar. Nati es como un año mayor que tú, vecina de la escalera. Nosotros vivimos en la segunda planta y ella en la primera. De padres inmigrantes, llama la atención por su perfecta pronunciación del castellano. Los nacidos en esta región hablamos el español con un acento un tanto peculiar; en las sílabas terminadas en ese  acostumbramos a abrir la vocal y ahogamos la ese, pero ella, como digo, tal vez por haber vivido anteriormente en alguna localidad de la meseta, exhibe una dicción impecable. Como ya tenéis mucha amistad con ella, pasáis vuestras horas de juego entre nuestro piso, el suyo y los alrededores del portal, con otros niños de la calle, como Antonio, Juanma o Elena.

Tras permanecer un rato hablando de lo que hicisteis en nochebuena, habéis visto a tu tía Carmen y os ha dado algunas monedas. Entonces, Nati le ha pedido a su padre que os acompañara a un bazar chino que hay cerca a comprar unos petardos. Ya de vuelta os habéis puesto a tirarlos en la calle, encargándose Ainara de encender la mecha, mientras Nati y tú os situabais a una distancia prudencial. A todo esto, ha salido una mujer a un balcón del edificio de enfrente a deciros que dejaseis de tirar petardos porque se había pasado toda la noche tocando la zambomba y tenía el brazo dormido, a lo que tu prima le ha contestado que si Santa Claus le había traído un cargamento de petardos, no los iba a dejar echarse a perder, respuesta que me ha arrancado una carcajada. La mujer, ante semejante contestación, ha entrado en modo basilisco, y os ha amenazado con tiraros un cubo de lejía encima si continuabais con los petardos. Cuando estás en la calle jugando, yo suelo estar en la habitación con la ventana que da a la misma calle abierta para oírte y estar pendiente de tus movimientos, y al oír lo del cubo de lejía, he saltado de la cama como un resorte y me he asomado a la ventana para decirle a la espantaespíritus navideños que fuera la última vez que os amezaba, y se ha puesto a mirar para otro lado, como si no fuera el asunto con ella.

Estas cosas me repatean, hija. Está claro que debe haber de todo en este mundo, y entre todo se incluyen los pinchaglobos: seres a los que parece molestarle ver divertirse a los niños, el acabose. Yo mismo me pasé ayer toda la noche trabajando, y esta noche también me toca, de modo que necesitaba hoy descansar como el comer, pero se debe tener un mínimo de consideración. Ocurrírsele a alguien recriminar bajo amenazas a unos niños que están jugando un 25 de diciembre, a las 4 de la tarde, con unos petardos de baja potencia... en fin, no puedo con estas cosas. Cuando veis a Ulpiano, el presidente de nuestra comunidad, os ponéis más firmes que un palo, pues el hombre, de vez en cuando os llama la atención, porque no podemos negar que se os debe marcar unos límites para contener vuestro desmadre, pero el hombre os habla de buenas maneras y entendiendo la situación de cada momento.

A raíz de este percance, os he pedido que dejaseis los petardos por el mal cuerpo que se me ha quedado. A uno no le cabe en la cabeza la actitud de ciertas personas. Si algún sentido tiene para mí todo este tipo de fiestas, es por veros a los pequeños pasarlo bien. A las 7 te he llevado con tu madre para venirme a trabajar y de buena gana hubieses seguido jugando con ellas. Me pedías por favor de quedarnos un rato más. Ya mañana iré a verte otra vez, mi vida.

 

  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de julio de 2018 a las 14:37
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 15
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