* Inspiración que envenena

Wellington Rigortmortiz

La sabiduría

no llega con la vejez,

en el día a día

se forja la conciencia

dentro de la inconsciencia,

la línea tan delgada

entre la delicadeza

y la abusiva confianza,

sacude las mentes,

las almas, metralla

los sentimientos;

la inspiración

que envenena, esa

tormenta de ideas

abstractas, de miedos,

inseguridades ganadas

después de una derrota,

experiencia se las llama,

¿qué ente no las ha

padecido?;

¿qué alma

no las ha temido?,

quién jamás ama,

jamás teme.

 

El veneno se esparce

por el silencio,

no mata nada allí,

en su atmósfera se esconde,

como serpiente asecha,

esporas del mal

que los inocentes

ingenuos respiran,

un diabólico plan

cruelmente elaborado

por el subconsciente;

a cada momento,

se te olvida que amarte

no significa que sumiso

estoy a tus pies,

que haré o entenderé

tu mezquina voluntad,

no sé qué trama

los pequeños demonios,

esos que seducen y enamoran,

inspiración que envenena,

inspiración del insomnio,

patología crónica

de los enfermos del alma,

de los perdedores

que hoy son precavidos.

 

Wellington

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