puerto de palos

Carolina O. Fernández

puerto de palos

 

más allá de melocotones y lenguas cebollita revuelta 

otra vez entre las nubes
me detengo a mirar la mañana
de esta ciudad mortecina
no hay tiempo que perder
:: limpiar el piso la chimenea y la nevera
absurda circunstancia que engalana los ropajes de nieve
el vaivén de los enebros calma
la saudade
allí van las carabelas navegando hacia el atlántico
allí va el hijo de tejedores genoveses
llovía a cántaros ayer como llueve hoy mi inquietud a borbotones,
mar en calma apacigua el dolor de los caminos
la imagen es la misma?
retomo el rumbo
¿lo animó la aventura? ¿el amor? ¿la santa maría? ¿el desamor?
¿las profundidades del mar y la memoria? ¿la ventana azul?
¿el organdí?
hijo de tejedores genoveses guadalquivir
y sus bicicletas invernales

 

II
me levanto temprano para sacar el polvo a las ventanas
me empino y subo la escobilla una y otra vez quito manchas a diario,
las quito también de mis sueños y mi rostro
movimientos sucesivos hasta lograr la calidez perfecta que
gusta a medio mundo
vuelvo por la escoba el estropajo y la marcha nupcial
sacudo la estatuilla de la muerte
mirar argentado me lleva más allá del horizonte
se nublan los ojos lampedusa
mar rojo como el gibraltar

 

III
ahora canto y muevo los labios en actitud imperfecta recuerdo mi sueño era una

comarca desguarnecida un pensamiento solitario
un cronopio olvidado en el patio de la casa un transeúnte
desconocido que rompió el silencio de la noche
los cuerpos subyugados no descansan en paz   La mañana
se viste de indignación perfecta un abrigo una ilusión
en la vera del camino  sucesivas llamadas telefónicas
bolaño y los perros románticos no conocen
los cantos que acompañan
los campos de mis pasos

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  • Autor: Carolina O. Fernández (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de julio de 2018 a las 16:33
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 29
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