Testamento I

José Miguel

 

“Por si llega antes de ser llamada esa fría costumbre de desencajar la vida.

De la muerte no puedo decir mucho, la he visto de cerca nada más.”

La muerte ha sido vista a través de las tinieblas, oscura y sin razones; parece nodriza de la angustia y la tristeza, aparece inesperada a la espera y nubla el saber y acongoja el corazón. El instinto es la duda y la reacción es el ahogo, es la poesía más viva y más silenciada. Es el invierno transitorio y largo; sin luces al final del camino, sin un refugio, sin tener que contemplar más que aquel recuerdo valioso, intangible…frágil.

La Muerte es el amor mismo de la vida, es la entrega; es el despojo de cualquier masa, de la venialidad que rechaza el espíritu habitado en el mundo, cuando es llamado. Sólo los vivos pueden hacer mención de ella, solo los vivos tienen duelo, solo los que viven deciden sufrir por la muerte.

Le doy vueltas a este tinglado poemario que surge de la premura y la taciturnidad de un hecho que horada mi refugio y que ha solicitado la expresión pura del ser humano envuelta en un manto húmedo y cristalino que se funde con un cuerpo inmóvil, un cuerpo que evoca a otro cuerpo y que se desvanece entre el brazo; entre los ojos que extrañan y no se sacian con la fatuidad de la memoria.

Duele, duele como si rosaran las llagas con las yemas envueltas en sal y terminaran con un golpe atroz de la palma. Todas las manos intentan suavizar; pero en ese intenso intento, sólo ahondan más el dolor a un sin fondo, en donde se encuentra el abandono y la calma.

Hay días en que la impávida pugna fulgura en la sonrisa, hay días que me levanto sin el ánima, hay días en que se duerme; hay días en que se escucha al más allá, a la sombra; o será la imaginación; o será la belleza y la eternidad de su aliento, o su eco aún refractado en la pared.

El suplicio que suscita el contemplar esos ojos desfallecidos que me despiertan en la mañana, y se despiden seguidos de un beso.

  • Autor: José Miguel (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de mayo de 2018 a las 13:21
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 35
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Comentarios1

  • Sinediè

    Y hay vidas
    que creen que si:
    pero no.

    Aun así: sin habito
    se viste al monjeamón.



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