Eterno retorno

Zar

Te vive a través de recuerdos. Busca en otros brazos tu calor y se sumerge en el vacío que dejaste dentro suyo.

Varias noches prefiere estar borracha. Borracha y con la mente nula… pues el ligero ardor que recorre su garganta con cada trago es más leve que tu recuerdo.

Todo su cuerpo está marcado por tus manos. Cada vez que en la calle siente tu perfume se estanca en arenas movedizas. Es imposible avanzar.

Ya está decidida a no querer revivirte más, y te entierra en el cementerio que llamamos memoria. Cada vez que te recuerda pasa por tu tumba a dejarte flores.

Pasan días, meses, años. Todavía no logra reconocerse. Dice que la última vez que sonrió genuinamente fue a tu lado.

No puede soltar. No quiere soltar. Al fondo de su ropero esconde el sweater con el que te dió el último abrazo. No quiere lavarlo, dice que se le irá tu esencia.

  Lo dijo primero García Márquez: ‘’la peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener’’. Así, se clava el puñal de tu existencia en sus entrañas. Nunca logra cicatrizar. El amor es gran pasión y terrible padecimiento.

Dios la puso en un paraíso pero sos la serpiente que la seduce a morder la fruta prohibida. Ni la luz del llamado Todopoderoso contrae tu sombra.

‘’El vacío se llena con impulsos’’, me dijo un día en medio de un desesperado intento por desvanecerse; y yo me pregunté si es así de triste cuando las flores se marchitan. Me pregunté por qué las flores se arrancan cuando más hermosas están. Por qué si vemos cómo crecen, florecen y brillan en su hábitat las arrancamos sin preguntar. Por qué creemos que una conducta tan destructiva puede considerarse como un símbolo de cariño.

Pues una vez cortadas, no tardan en marchitarse. No pueden mantenerse vivas por sí solas. Mueren en el recuerdo de que algunas vez pertenecieron a un jardín hermoso y feliz.

Con vergüenza confiesa extrañarlo. Quizás también con un poco de miedo por cómo puedo reaccionar, pero ¿cómo puedo enojarme cuando estuve ahí cuando la arrancaron solo para marchitarse y no hice nada? ¿si corrompieron la mirada de sus redondos y brillosos ojos? ¿cómo puedo enojarme si no me lo hicieron a mí y de igual manera puedo sentir el dolor?.

Impotente. Inútil. Torpe. Así me siento. Si tan solo las palabras sirvieran… pero ella ya no va a volver.  

  • Autor: Mar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de mayo de 2018 a las 02:42
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 19
  • Usuario favorito de este poema: migreriana.
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