LA LUZ BAJO LA PUERTA

Gerardo Barbera

 

14 

 

El sendero ahí, a pocos pasos, tan a la mano

y tan frío.

¡Ah, la amiga cristiana, la de la guitarra!

"Yo tengo fe que todo cambiará...",

sigo en mis noches, sin fe y sin guitarra,

mis ojos brillan y Ellos me creen,

yo escucho los estribillos, uso el disfraz,

me ahogo en la horrible pesadilla,

aplaudo desde la profunda ausencia,

mi Hija tiene fe, y esa fantasía ingenua,

canto más fuerte, el agua se queda en la arena,

cómo ha rodado el viento, el agua no regresa.

 

15

 

Dos años, las mariposas van y vienen,

no quiero voces que asusten,

los paraguas negros deben estar afuera,

mi Hija acumula deseos bajo la almohada,

que nadie se atreva a romper el vuelo,

su amiga canta entre las flores,

 escucho, aplaudo, aprendí la letra, a veces, me hace falta cantar,

“viva la gente” “esta mañana de paseo”,

estoy demacrado como el maniquí de aquella tienda,

el pobre estaba tirado, desnudo, sin mirada,

“al policía, al lechero, a todos saludé”.

 

16

 

Mi Esposa, está asustada, la vida le despoja

lentamente los pétalos de sus entrañas,

la despedida, hablar de anhelos, de las flores del alba

y ocultar el dolor, como solamente lo  hace la Madre,

el sol cae y deja rastros de su calidez brillante,

quién puede mirar tanto dolor y hablar de hadas imaginarias,

hay tristezas que no digo, agujeros tan vacíos que se quedan,

me duele la espalda, hay trocitos de galletas en el piso,

tengo que limpiar el cuarto esta noche,

no podré olvidar jamás cada palabra, cada silencio.

 

17

 

"¡Adiós, Hija!" "¡Cuídala!" "¡Chao, Hermanita!"

La guitarra, la mariposa que se aleja,

la sombra tras la puerta, cada paso un adiós,

cada instante se agota entre los árboles enloquecidos

y el canto nublado de cada “¡Hasta luego!”,

la luz pálida de las golondrinas que nos miran,

la negación en cada gesto inolvidable,

lo opaco se tornará relámpago,

“¡Bendición!” “¡Dios te bendiga, Hija de mi alma!”.

 

18

 

"El seguro está a tu nombre..."

El río siempre baja, las aguas caen,

mi Esposa se fue, y mi Hijo le acompaña,

¿Por qué me ahogo?

No encuentro un sitio solitario, quiero llorar

y decir que lo sabía,

necesito esconder esta pena,

que nadie me escuche esta noche,

mi dolor es incomparable.

 

19

 

La casa quedó en silencio, nada era igual,

solitario entre penumbras, en medio de un torbellino

oscuro y espeso,

quedé sentado, mirando la puerta,

temores vagos me golpean y no puedo rendirme,

mi Hija me espera,

me lavaré el rostro y no quedará  ninguna lágrima,

lo estático es horrible, voy al baño,

me ducho con el agua más fría del universo,

no encuentro la toalla, pienso en mi Esposa,

un toque de colonia, una camisa planchada,

no la encuentro, qué será de mí,

entro al cuarto de mi Hija, está dormida,

¿y de Ella? mañana dejaré de llorar, lo juro,

pero esta noche seré  humano, nada más que eso.

 

  • Autor: Gerardo Barbera (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 23 de mayo de 2018 a las 13:16
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 20
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Comentarios1

  • Ana Maria Germanas

    Gerardo, poesia desatada en lagrimas angustiosas....., esta suerte de soledad junto a la pequeña ...
    ,Me conmoviste, te dejo un cariñoso saludo.-



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