En las terceras partes de una tarde inverosímil,
en esa senda inicial,
rodeados de polvo,
cabizbajos...
Miran cansados las huellas antiguas,
olfatean el sudor ajeno y añejo,
perciben el dolor del universo en esa piel,
sienten el lánguido sol
que casi muriendo enrojece el celeste lienzo...
Sus nucas no mienten,
aun el día no acaba,
pero el perdón de la noche se hace esperar,
y la brisa canta en sus oídos
minutos que no quieren recordar...
El momento de pedir a la luna
algo de sosiego rompe el silencio,
los alaridos caóticos de a pocos toman forma,
se convierten en cánticos,
la belleza florece de sus bocas,
el color azul acrecienta los ánimos,
los latidos se hacen sonoros,
la fe llena el espacio;
de las quebradas como melodía
se escucha el indicio de un vibrar,
el hechizo del agua,
como milagro,
forma en sus mentes
limpios deseos de paz...
La pasión del ayer
hace brotar luz entre bosquejos,
piedras y negros horizontes...
El hoy es un nítido presente...
Ya llegó esa vez...
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Autor:
Centinela Gris (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de abril de 2018 a las 00:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: clonariel
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