¡QUINTAESENCIA II! Versos Libres (YA ESTÁ PUBLICADO EN LA UHE)

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¡QUINTAESENCIA II!

Versos Libres

 

Si fuera tan elemental y sencillo

como frotarse la nariz ligeramente

para librarse de este fastidioso escozor

y recobrar de súbito la calma

adentrándose en el inefable éxtasis

que invade de oque deliciosamente

nuestro ser

después de recibir la balsámica caricia

tierna y delicada de apacible céfiro.

Pero estoy metido en la hondura del poema

en uno de los tantos laberintos de mi vida

donde ebullecen a altísimas temperaturas

los elementos necesarios de la creación,

los mismos que dan génesis a estos versos:

signados por una impronta de variopinta textura.

poderosísima razón y gratitud me asisten vida:

para darte inconmensurables gracias,

por haberme señalado entre tus elegidos.

He gustado todos los sabores y olfateado,

también, todos los aromas que construyen el ser.

Mis ojos, en los albores del proceso,

contemplaron con asombro y estupor,

todos los colores en atrevida difuminación,

desde los más virginales de albura transparente,

pasando por los ocres, grises agobiantes,

plomizos, taciturnos y enfermisos,

hasta llegar indefectiblemente

al negro de la agonía.

Allí, en el súmmum de la desesperación

y la tristeza,

escuché el fúnebre ritual aderezado

en los ecos rabiosos del gong de la muerte.

Era el final, o al menos para mí;

me hallaba en el más insondable abismo,

bañado también por la más espesa

e impenetrable oscuridad.

Mis ojos fueron afectados

por la ceguera total, 

en síntesis, mis mortales sentidos

dejaron de percibir.

El manto de la nada arropó 

toda mi humana miseria.

No sabía, en medio del paroxismo...

cataclísmico,

qué iba a suceder con mis despojos.

Pero ... ¡Oh! ... maravilla ...

iluso de mí, 

cuánta crasa y desatinada ignorancia,

que justo allí se estaba desvaneciendo;

sí, precisamente se imponía el milagro,

allí mismo;

emergía de entre las tinieblas 

el hombre nuevo,

estrenando un precioso traje

hecho de tejido en mágica filigrana.

Sí, apenas estaba naciendo,

y como faro, donde antes había corazón

empezó a brillarme un grande sol.

Por eso, una vez más, gracias vida,

valió la pena tanto asombro,

tanta injusticia,

y tanto dolor.

Ahora ya sé quién soy.

¡El hombre poeta, el poeta hombre...

gracias a Dios!

 

JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES

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  • Autor: Condorandino (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de abril de 2018 a las 16:04
  • Comentario del autor sobre el poema: Creo no equivocarme y concluyo que es aquí, en la categoría Espiritual, con algunos ligeros rasgos Surrealistas, donde queda aproximadamente categorizado el poema. Editado por vez primera. Desde quince años atrás, no pasaba mis retinas sobre estos versos. Condorandino.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 16
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