El cuento de mi fantasma tres días después del entierro

Jesus Alejandro Reina

Cuento los grillos que entran por las ventanas

que no son más que campanas solitarias,

que son serafines de hierro forjados por Lucifer

repicando por las horas de mi muerte bien merecida.

Así pasan las noches viejo amigo,

entre una suerte de limbo infinito

que no tregua los punzantes ecos sombríos

recorriendo las tinieblas frescas

vertidas sobre este aposento.

Y todo, son grillos que gritan, expulsan,

regurgitan una pena de luto.

 

Puedo sentir como  me ungen en nardos dulces

¿Lo puedes percibir viejo amigo? Ya esta cerca…

Estoy entrando en el portal viejo amigo,

no me extrañes mañana.

Por si no tengo la áspera ligereza en mi voz

o si ya mis lentos movimientos no vuelven más.

Porque estoy cerca de la salvación

o tal vez esté mas cerca de la condena.

 

¡Oh viejo amigo! Escucha… Como vienen los cascabeles

sobre los pies de los duendes de planta y carmesí

¿Puede ver sus candiles danzando de un lado a otro?

Mientras queda a su paso el humo evanescente

que brota de sus candiles como incensario a mis exequias,

tibias y tristes, yertas en esta habitación.

Los duendes llevan mis hebras de vida rumbo al mausoleo,

poco importa el final de esos segundos,

¡Ya! No quiero mas dolor, ni mas muerte a medias.

 

Tan solo espero, viejo  amigo,

la hora de dormir sobre las  alas de un albatros de oro

camino a lo inexorable, a lo fantástico

todo está saldado…No hay mas luz,

sólo queda oscuridad,

sólo quedan las negras garras de estos demonios de arena

sedientos de sangre, sedientos de luz.

Ya casi termino el viaje viejo amigo,

tal tal vez te vea en la eternidad

o te ruegue desde las calderas.

 

Tal vez te ruegue,

Las frescas brisas de Galaad

o las compartamos juntos.

 

Dejaré de hablar en las noches viejo amigo

es posible que duerma hoy entre nardos.

 

Mañana llenarán mis manos bálsamo,

lavaran mis cabellos con incienso,

cubrirán de túnicas blancas y frías

mi humanidad,

o tal vez no.

 

Seguramente soy profeta de crónicas que no pasarán

y ya el hervor de las botellas en mi buró

 se extingue en mí,

y mis deseos mas internos me abandonarán

y se retrasarán los duendes

y el nardo no brama ya más.

 

Es tarde viejo amigo,

creo que volveré a mi urna de plata

esperará el alba desde mi ayer

cuando estaba vivo,

esperaré el alba hoy entre gusanos

y mis restos cautivos

tres metros bajo tierra.   

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  • Autor: El cuenta Historias (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de abril de 2018 a las 12:11
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 16
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