Stop al genocidio en Siria

Xabier Abando




Muere Siria y su muerte clama al cielo, 
es urgente parar el genocidio
que se está cometiendo en suelo sirio, 
ante un mundo tan sordo, mudo y ciego.
 
Parar esta masacre es muy urgente, 
pero el pueblo bien poco puede hacer, 
a las víctimas cabe socorrer,
y es todo lo que puede hacer la gente.
 
Patalear se puede ciertamente  
y también maldecir a los señores
de la guerra, que, a salvo de rubores,
la promueven tan descaradamente. 
 
Se puede no votar a los partidos 
financiados por ciertos fabricantes
de armamento, con cláusulas garantes
de que luego serán favorecidos,
 
pero no nos podemos engañar:
tan grande es su poder de corrupción
que a los electos, tras de la elección,
en sus redes consiguen atrapar.
 
Son las élites que todo lo enmierdan,
esa gente que manda realmente
pues manda en quienes, aparentemente,
en todo el mundo mandan y gobiernan.
 
Decía Galeano y es verdad
que en la ONU, con veto en la Asamblea, 
los amos del negocio de la guerra
parecen ser garantes de la paz,
 
como lobos cuidando las ovejas,
y lo hacen por político interpuesto,
al que antes eligieron, por supuesto,
para no enseñar mucho las orejas.

Titulares de una riqueza inmensa,
todos los estratégicos sectores  
los tienen en su mano estos señores,
también la comunicación y prensa.
 
Para vender las armas que producen 
las guerras necesitan y promueven, 
lo que hace que las armas se renueven
y asi es que sus finanzas bien relucen.
 
Mucha gente, sintiendo la impotencia
ante el dolor y quizá en su ignorancia, 
recurre a la oración, cuya importancia
se achaca a la divina omnipotencia. 
 
Pero hay algo que no logro entender:
supuestamente, existe un plan trazado
de antemano, en que Dios tiene anotado 
lo que en cada instante ha de suceder
 
y orando se pretende retorcer,
por lo visto, su santa voluntad 
por si, de acuerdo a la necesidad, 
su injusto plan accede a rehacer.
 
Tal parece que vano es el intento;
habría que preguntarse también, 
de acuerdo a la necesidad ¿de quién?,
pues tendrá Dios, para elegir, un ciento. 
 
Hará ya un lustro que el papa Francisco 
promovió una cadena de oración,
pidiendo para Siria paz a Dios,
en vano, que allá sigue armado el cisco.
 
No parece que Dios cambie sus planes,
o acaso antes que al papa Dios prefiera
ceder a los señores de la guerra,
pues todo casa bien con sus afanes.
 
Si Dios no tiene plan, y acaso quiere 
esperar a que los fieles le recen, 
para saber los males que acontecen,  
no cuadra bien con él que así se entere. 
 
Si alguna acción factible aún nos queda,
podría ser montar un “a por ellos”,
y si he de señalar quienes son ellos 
diré que los señores de la guerra.
 
© Xabier Abando, 17/04/2018

 

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  • Autor: Xabier Abando (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de abril de 2018 a las 01:19
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 96
  • Usuario favorito de este poema: Jorge Horacio Richino.
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Comentarios3

  • Jorge Horacio Richino

    Todo lo que comentas en este poema, lo reafirmo con mi opinión equivalente!
    Magníficas letras que desnudan una realidad llevada por los intereses deleznables de los poderosos!
    Y la Iglesia, a través de su Papa Francisco, ya suena demasiado ingenua pidiendo paz!
    ¿Supondrá el Papa, que por arte de magia le van a hacer caso?
    Felicitaciones y un enorme abrazo!!!

    • Xabier Abando

      Encantado de coincidir contigo, querido Jorge. Yo siento una gran impotencia ante este tema. Sospecho que el papa sabe muchas cosas que calla, entre ellas, que no cabe esperar nada de la oración.
      Muchas gracias por tus gentiles comentarios.
      Cordiales abrazos.
      Xabier

    • pfleta

      Cuanta razón destila tu poema, Xabier, ante la irracionalidad de los señores de la guerra y las armas. Y la ONU secuestrada por los vetos...
      Abrazo.
      Pau

      • Xabier Abando

        Muchas gracias por tu mensaje reafirmante. No todo el mundo, estoy seguro, pensaría que mis razones son convincentes. En realidad, no son sino sospechas de que las cosas funcionan así, aunque yo creo que “pienso mal y acierto”.
        Un cordial abrazo.
        Xabier

      • M.G.Ratia

        No valoro esta vez tanto la ejecución poética, que es de la talla a la que nos tienes acostumbrados. Considero universal el conseguir un equilibrio que garantice la paz desde un orden común. Y digo común porque en este mundo, nadie como el hombre para sembrar discordia y discrepar en busca de intereses egoistas. Francamente la paz mundial es una utopía. De hecho es imposible en una comunidad de vecinos, una calle, un barrio o en la propia familia. Es el hombre su propio lobo. La constante necesidad de demostrar nuestra supremacía para con los demás nos hace ansiar cada vez más poder, a costa de todo. Esto ocurre a todos los niveles. Los paises se afanan por dominar, lacerando si fuese necesario, cualquier vida.
        Los pensamientos geopoliticos están hechos para eso, para buscar el bien de los que quieren imponer sus medidas, sean cuales sean. Sabemos que la corrupción y la falta de valores éticos afectan a TODAS las religiones, pensamientos, politicas, paises, personas... nadie estamos libres de esa lacra.
        Paren los genocidios, las guerras y las muertes de gente inocente. Pero a estas alturas de la vida, pedir honestidad y pureza de actos, creo que no hay entidad en le mundo capaz de asegurarla. Y pido perdó por mi falta de confianza.
        Me encantó como lo proyectaste. El poéma es además de belleza, un exelente vehículo reivindicativo y valoro mucho el firme compromiso que muestras en él.
        Me sumo a tus reivindicaciones aunque es realmente dificil encontrar ese equilibrio.
        Un abrazo Xabi y gracias por tu exelente aportación.

        • Xabier Abando

          Además de buen poeta estás hecho un filósofo, Ratia. Interesantes reflexiones. Como dijo Hobbes, y antes Plauto, “el hombre es un lobo para el hombre”, a lo que el genial Chumy Chumez, en la Codorniz, añadía “y viceversa”. Eso es lo malo, porque parece que no tiene remedio. No obstante, reivindiquemos todavía la necesidad de un mundo mejor.
          Gracias, amigo, por tus halagadores comentarios.
          Un abrazo



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