Prosa poética

Fantasma de Nadie

  1. Noche

 

  La noche ha comenzado casi sin darnos cuenta. Lleva en este silencio sombras negras, apenas siluetas de las cosas que se trazan en un lienzo oscuro. El caso es que nosotros, envueltos en la noche y en las sábanas, nos hemos dado a ella. Casi sin querer hacerlo, como si una extraña fuerza nos arrastrara al lecho, nos desgarrase la ropa…

  La noche es invisible, sí, pero tan palpable… tan inteligible que se diría se puede incluso leer en cualquier objeto en que plasma sus vestidos de ébano. Y si me preguntaran por tu piel, diría que es dos veces más bella en lo sombrío de la madrugada, porque no se puede ver. El misterio de las cosas que no se ven, pero se imaginan, es doblemente gratificante para el alma. El ejercicio de recordar la belleza mientras la tocas, de rozar un asunto inseguro, una textura sin forma…

  La noche habla en nosotros como un himno. Pero el silencio grita más; pero el silencio puede con las cosas y las arrastra más. Es como si la noche y el silencio se fundieran y crearan una nueva dimensión: lo que no se ve, lo que no se oye… en la que solo es real aquello que se siente, aquello que se toca, aquello que se besa.

  En esta atmósfera, mi vida, no hacer el amor es el mayor de los pecados.

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