Mañana, después de la lluvia,
mecerá mi aliento
el trigal de tus pestañas,
penderá de tu boca
el arco iris
y al abrirte el vestido,
solo en tu fragancia,
florecerán infinitos jardines.
Mañana, después de la lluvia,
mecerá mi aliento
el trigal de tus pestañas,
penderá de tu boca
el arco iris
y al abrirte el vestido,
solo en tu fragancia,
florecerán infinitos jardines.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar [email protected] Regístrate aquí o si ya estás [email protected], logueate aquí.