Doce horas

Doce horas para convencerte,

Y pensar que nos tardábamos más por no vernos siempre.

Estabas para que te revelara como un cassette,

Te fuiste de rosca y terminaste aceptando como son las cosas,

Las que vos también buscaste.

Entonces haré todo lo posible por hacerte sentir cómoda,

Aunque no siempre te lo mereces de mí.

Te seguí igual,

 avance con mis manos a tu calor.

Amasé el borde metálico de tu corpiño,

Y te iba abriendo paso a que me dejes un poco más.

Te calentaste todo el tiempo,

Solo que tus palabras no correspondían a tus movimientos tan frescos o cerrados,

hasta que me entrelazaba a tus piernas abiertas al toque,

Entumecida en la esperanza de tu cuerpo.

Y bueno…explotaste dándote vuelta en la cama,

Te asomaste, y me pedÍas a gritos que te caliente más fuertemente,

Te derretiste, y buscaste que yo tuviera frio y

calor todo el tiempo,

 no me la hiciste tan fácil.

Luego escuchar tus dedos mojarse por tu saliva para entrometerte en mis cavidades,

Tan genial fue ese goce,

porque devenía de tu acción mortal, tú aliado,

y mojada estabas.

Apelando a mis instintos y tu voz en mi oído muy jugosa,

Interprete que tus besos venían por añadidura,

Pero solo manifestaste esa realidad al momento de zarpar juntas a encontrarnos,

En el camino me quede sola cuando no quisiste avanzar tus besos...te virabas.

Desayúname está tocada en tu interior caliente,

Desayuna después, que te vas a tener que reponer de mí,

Desayúname el café de ahora y el que está a dos horas de acá.

Vos te querrás salvar toda la vida de venirte en este mundo.

¡Nada es raro!,

 ¡Nada es ilógico!,

 ¡Nada que arrepentirse!

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