Surcó el viento tu sueño de amor enardecido
susurrado por un leve fulgor de primavera
y por la noche las flores del cerezo se volaron
en silencio, sin que sus verdes hojas lo supieran
Asceta, transcurrí las calles medievales de tu aldea
meditando algún registro misterioso del pasado
de los que todos saben, de los que nadie cuenta
pero sus humos relataron, lo que no las piedras
El perfume de la tarde te vistió de almendro
florecida, distraída, a pesar de la tormenta
y las páginas secas de tu historia se mojaron
sin que el futuro registrase ya quien fueras
Desde el puente románico, te admiré turbulenta
río abajo, rugiendo enfurecida entre las piedras
y en un giro impreciso, salpicaste mi conciencia
yo, admirado, dejé que fluyeras por mis venas
Ayer, solitario, marqué tu rumbo en mi veleta
confiado y sin poder pensar que te perdieras,
te vi dando la vuelta hacia mis ojos confundidos
sorprendidos, sin que tus labios rojos lo advirtieran
El sol, nos despertó calientes como el pan, crujientes
tus malvones brotaron rojos de alegría y festejaron
y las aves marinas se lucieron en vuelos toroidales
cantando, sin que un sueño del pasado lo previera
En los bucles de tu pelo, mi línea de tiempo se curvó
me atrapó tu gravedad y en tu copa, junto con el vino
nos bebimos el espacio de un suspiro y sin respiro
floreció mi amor, sin que tus verdes ojos lo supieran
Julio Monsech Segurado – 01.01.2017
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Autor:
vector2552 (
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- Publicado: 6 de marzo de 2018 a las 23:28
- Categoría: Sin clasificar
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