TRIBULACIÓN POR ÉXODO

marino almeira

La tarde rumia serena
los nubarrones del  día,
el mar golpea el barranco
con su oleaje de porfía;
lejos un perro ladra
lamentos de despedida
de un tiempo que fue esperanza
y ahora se hace utopía.

La vida se marcha triste
del barco de la alegría,
la tierra seca recoge
las lágrimas de la partida,
y en una plaza desolada,
de rosas desvanecidas,
unos padres lloran tristes
por la aciaga despedida.

Las familias quedan rotas,
en pedazos divididas,
por los hijos que se van
en busca de mejor vida,
por los padres que se quedan
con el alma compungida;
camas solas, cuartos solos,
mesas medio vacías.

No culpen a quienes se van
ni a quienes los dejan ir,
culpen a quien los empuja
a abandonar el país.
Está obligado a emigrar
todo el que quiera vivir
una vida en libertad
y con mejor porvenir.

Quedan los padres sin hijos,
y los hijos sin papá,
madres que quedan luchando
mientras un papá se va.
Unos niños con sus abuelos
se tuvieron que quedar
para que mamá emigrara
porque no tenían papá.

Las novias quedan dudosas
por lo que podría pasar
con el novio que se fue
sin saber si regresará,
o si ya en tierras extrañas,
por mitigar su soledad,
él consiga otra mujer
que le enseñe a olvidar.

Ayer se dividió la familia
por cuestiones de política,
hoy completa se disgrega
por culpa de la economía.
La sociedad fragmentada,
no encuentra una salida
que nos guíe al buen camino
para recuperar nuestras vidas.

Nuestros hijos son errantes
en cualquier país ajeno
porque le cerraron la senda
al futuro en el nuestro.
Con las ganas de vivir
y con Dios por compañero,
hoy levantan el vuelo
los que ayer eran polluelos.

  • Autor: marino almeira (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de marzo de 2018 a las 10:58
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 30
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