Corazón

Joseponce1978

Hilarante               animador

tácticamente         pertrechado.

Sanguinolencia     ensordecedora

intoxicada de renuncia diagnosticada

por facultativos tan incompetentes

como marcapasos agotados.

Infausto bombeador

de canciones

que no

 

ALGO PARALIZANTE(15 de marzo de 2020)

Hija, ésta es un página negra en medio de un relato que, con sus más y sus menos, hasta ahora venía siendo de color de rosa, pero así es la vida; las espinas son inherentes a las rosas, y algunas de esas espinas pinchan más que otras. En los últimos días, uno se va a dormir con la esperanza de que al despertar, la pesadilla se haya desvanecido entre los pliegues de la almohada.

Hace dos o tres meses, en una región de China se originó el brote de una cepa de virus que, si bien no es demasiado agresivo para las personas, cuenta con un alto poder contagioso. Al parecer, ya se tenía conocimiento de este virus en sus anteriores variantes, pero nos encontramos con una nueva mutación para la cual aún no existe remedio. En un mundo tan globalizado como el actual, al momento de producirse una noticia de alcance en cualquier punto del planeta, mediante los medios de comunicación digitales se difunde como la pólvora por toda la geografía mundial, y cuando esto se desencadenó en China, pocos pensábamos que tendría la repercusión consiguiente. Al menos yo, cuando comencé a oír hablar del asunto, lo veía como algo lejano que no nos afectaría en absoluto. Pensé que los chinos, con la tecnología y los avances científicos con los que cuentan, lo tenían bajo control y conseguirían atajarlo rápidamente.

A los pocos días de haberse detectado el foco, se dieron los primeros casos de contagio en Europa, más concretamente en Italia. Los datos del número de personas afectadas por el virus en China e Italia se fueron disparando de manera vertiginosa jornada tras jornada, sumándose a diario cientos de casos de personas infectadas, y hace un mes, aproximadamente, se detectaron los primeros positivos en España. Hoy ningún país del viejo continente escapa al contagio, por lo que han decidido cerrar sus fronteras como método de contención. No quiero hacer aquí un análisis cronológico de como se ha ido desarrollando el proceso, para eso están las crónicas y algún día, si te interesa, podrás tirar de hemeroteca y conocer los detalles sobre la evolución de esta pandemia. Por las consecuencias que esto puede acarrear, si no nos cargamos antes el planeta, pasarán siglos y los historiadores seguirán hablando del aprieto en el cual nos encontramos. Tan solo pretendo dejar constancia de nuestras vivencias en común, y un poco de mi manera de interpretar la vida.

A nivel europeo, en estos momentos España es, después de Italia, el país con un mayor número de afectados. Se ha ido extendiendo por todos los rincones del territorio nacional, afectando a la totalidad de las comunidades y ensañándose en especial con Madrid, donde la densidad de población es mayor, siendo terreno abonado para su propagación. Ante el imparable avance de la plaga, el presidente del gobierno decidió decretar ayer en todo el país el estado de alarma, con una duración de 15 días, prorrogables si la situación así lo requiere, y hoy ha entrado en vigor el paquete de medidas adoptadas para intentar frenar su expansión, consistentes básicamente en impedir las aglomeraciones de personas. Entre estas medidas se incluyen el cierre de todos los establecimientos públicos menos los dedicados al abastecimiento de productos de primera necesidad, como pueden ser las tiendas de alimentación, las farmacias o las gasolineras. Todas las clases en centros educativos o los eventos deportivos y de ocio han sido suspendidos sine die, obligando así a las personas a permanecer confinados en sus hogares, pudiendo salir solamente para lo necesario, como ir a trabajar o comprar comida. Con ello se limitan algunas libertades básicas, como puede ser el derecho a la libre circulación. Yo jamás había vivido una situación así, y tal vez por lo novedoso de la coyuntura, me está costando asimilarlo. Supongo que me iré acostumbrando conforme pasen los días. Hace un rato, viniendo de camino al trabajo, he tenido que cruzar por algunas de las calles principales de Lorca. El panorama era dantesco. Calles desiertas un domingo por la tarde, y el silencio, solo roto por la megafonía del coche que iba explicando a los ciudadanos el protocolo a seguir, lo envolvía todo de un halo apocalíptico. Es normal también que se produzca una cierta sensación de psicosis colectiva. Da la casualidad de haber coincidido con la llegada del buen tiempo. Esto ocurre en pleno invierno y sería mas llevadera la reclusión, pero ahora que tanto apetece salir a disfrutar del buen tiempo...

Por más rienda suelta que haya dado a mi imaginación para ir escribiendo disparates aquí, todo esto que está ocurriendo me parece tan surrealista, que siento escalofríos solo de describirlo.

Como digo, el virus en sí no es demasiado virulento, el índice de mortálidad de los afectados es bajo y en su mayoría son personas mayores que ya arrastraban previamente otras patologías, pero su capacidad de propagación es enorme y es necesario hacerle frente. Bajo mi opinión, el gobierno ha actuado de manera acertada, haciendo lo que tenía que hacer y cuando debía hacerlo. En el Reino Unido, por ejemplo, han optado por evitar el confinamiento y seguir llevando una vida normal, alegando que cuanto mayor sea el número de contagios, más probabilidades tiene la población de desarrollar una inmunidad de grupo. Los ingleses siempre tan especiales. El tiempo dirá si están en lo cierto o no. Para mí es una decisión errática y prefiero las medidas adoptadas aquí, por muy drásticas que parezcan.

Lo peor de todo esto es la incertidumbre de no saber como reaccionará este mal y cuando podremos volver a la normalidad. No hay nada peor que la incertidumbre, es capaz de corroerte por dentro hasta llevarte a un estado de absoluta histeria. Tal vez haya situaciones peores que ésta y nos pueda servir para ponernos en la piel de los que viven inmersos en medio de hambrunas o guerras, y seguro que una guerra es peor que esto, aunque aquí el enemigo es incorpóreo y no sabemos por donde nos ataca ni como defendernos de él. No hay donde dirigir el punto de mira ni vale cavar trincheras. Tan solo apartarnos los unos de los otros para cortar el hilo conductor.

Particularmente, no tengo miedo pero sí estoy intranquilo. Cualquiera de nosotros estamos expuestos a la infección, y si me tocase a mí, más que el daño fisiológico que me pueda causar, me dolería el hecho de tener que guardar cuarentena y verme aislado de ti durante un tiempo. También me preocupa la inseguridad que todo esto te pueda generar. Llevamos un tiempo sin hablar de otra cosa y ya me has preguntado varias veces acerca del coronavirus, como así se llama. Yo intento quitarle hierro al asunto diciéndote que es una especie de resfriado. También te extrañó ayer ver las estanterías del supermercado vacías. Y es que, desde la semana pasada, cuando el gobierno anunció las medidas que se iban a tomar, a pesar de asegurar por activa y por pasiva que las tiendas no se iban a quedar desabastecidas, la gente se lanzó a comprar como si no hubiera un mañana. Hoy he ido a pasar un rato contigo y no entendías porqué no podías salir a la calle a jugar. Ay hijica, como ya no trabajo hasta el fin de semana próximo, mañana cuando te recoja, nos pasaremos a comprar algo de comida y nos iremos a pasar toda la semana al campo para despejarnos y desconectar de toda esta barahúnta surrealista. Allí en la cabaña, el vecino más cercano vive a media legua, y supongo que podremos salir solos a pasear por la montaña. Preguntaré a la policía por si acaso, pero no creo que haya inconveniente en poder salir a pasear por donde no haya gente. Esperemos que todo esto al final se resuelva de la mejor manera posible y la vida siga su curso pronto. En esta sociedad de mercado y consumo, aunque ya se hayan aprobado compensaciones económicas para paliar las pérdidas, esta paralización de la econonomía puede suponer la ruina para mucha gente que se ha visto obligada a cerrar sus pequeños negocios, o para quien haya perdido su trabajo momentáneamente, pues algunas empresas pertenecientes a sectores como el transporte de viajeros o el turismo, no han tenido más remedio que reducir sus plantillas. A veces nos creemos el ombligo del universo y de la noche a la mañana un ser microscópico nos da un toque de atención para ponernos con los pies en la tierra.

  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de febrero de 2018 a las 08:48
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 35
  • Usuarios favoritos de este poema: Texi, kavanarudén.
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