ANA ISABEL, ¿POESÍA O CANCIÓN?

—Oye, ¿Tú qué piensas de Ana Isabel?

—Amigo, ¿Quieres saber qué pienso de ella...?

Ana Isabel es una chica que parece poesía,

ella en sí es una poesía,

como si existiera un poema en su nombre;

ahora bien, ella también parece canción,

ella en sí es una canción,

como si hubiera un cántico con su nombre.

Poéticamente bella como un vergel,

maravillosamente así es Ana Isabel,

hermosa poesía y canción a la vez,

canción y poesía en un mismo ser;

poesía sin tener que siempre rimar,

canción sin tener que siempre cantar.

—Bueno, ¿Y por qué ella es como poesía?

—Amigo mío...

En sus palabras hay cierta belleza,

son fiel reflejo de su pura nobleza,

nobleza en la que hallo gran virtud

de buenas palabras con fiel pulcritud,

sabias frases y consejos de aliento,

que son agua fresca para el sediento.

Realmente es una chica encantadora,

francamente es una joven inspiradora,

no sé si ella lo sabe, no sé si ella lo cree,

tal vez sí o tal vez no, la verdad no lo sé,

pero Dios le ha dado de su luz y bendición

sobre su afable ser y bondadoso corazón.

Para mí es una fortuna el conocerla,

una bendición como amiga el tenerla,

ha sido un regalo del Eterno Señor

ofrecido en fino y cristalino candor,

una bella persona que no deseo perder,

porque tesoros así no se vuelven a ver.

—Bien, ¿Por qué es como una canción?

—Ella en sí es una hermosa canción,

porque es deleitoso oír su voz,

deleite que llega alegre y veloz,

dando gran sosiego a mi alma,

trayendo a mis mares la calma,

porque ella tiene la paz de Jesús.

Y aunque parezca que no pueda cantar,

su voz, cual melodía consigue apaciguar

las tempestades de este inquieto corazón

que en ocasiones sufre sin alguna razón,

mas ella lo logra por la gracia de Jesús.

Así es tal la melodía de su cariño,

así también la dulzura de su voz,

así son las notas de su candidez,

así es ella, así es una chica bella

canción de miel, dulce Ana Isabel.

Ana Isabel...

¿Canción o poesía?, ¿poesía o canción?,

ciertamente tenga algo de razón,

quizás el Poeta del Cielo le sonrió,

y en la eternidad el Creador decidió

que bien quería escribir y componer

poesía y canción en un precioso ser.

Te quiero, mi dulce Ana Isabel.