Si llega la primavera

Joseponce1978

Si llega la primavera

podremos tocar el sol.

No basta una vida entera

para entender este amor.

Si llega la primavera

y vuelvo a escuchar tu voz,

encontrarás la manera

de agitar mi corazón.

Si llega la primavera

cantamos nuestra canción.

Jugamos como tu quieras,

saltando será mejor.

 

 

JORNADA DE ENSUEÑO (04 de julio de 2018)

Hija, llevabas un tiempo diciéndome que querías ir al pueblo y ayer se dio la ocasión. Entre que tú debes asistir al colegio y que yo suelo trabajar los fines de semana y festivos, aun no había encontrado un hueco para llevarte, sobre todo porque no quiero que vayamos para un rato y cuando más agusto estemos tenernos que volver. Esta semana se ha dado la situación coyuntural de que he tenido que trabajar hoy, si no nos habríamos quedado un par de días. Ya el año pasado te quedaste a dormir algunas noches conmigo, cosa que me reconforta mucho, pues hace dos años cuando lo intenté, comenzaste a llorar diciéndome que echabas de menos a tu madre y tuve que llevarte con ella. La primera noche que pasaste a mi lado supuso para mí un motivo de enorme alegría, pues apenas tenías unos meses cuando tu madre y yo nos separamos y como siempre has pasado las noches a su lado, es normal que se te hiciera extraño dormir con otra persona que no fuese ella.

Cuando me pasé ayer a por tí a las 10 de la mañana, era evidente tu alegría. En realidad, siempre rezumas alegría, hijica mía, siempre con una sonrisa pintada en la boca. Incluso cuando has tenido alguna caída, te has levantado sonriendo y diciéndome que estabas bien para tranquilizarme. El viaje en coche suele durar una media hora yendo a paso tranquilo. Cada vez que te subo al pueblo me gusta ir despacito para que disfrutemos del paisaje. A mitad de camino aproximadamente, una serpiente cruzó la carretera y me vi obligado a hacer un ligero cambio de trayectoria para no atropellarla, no me gusta atropellar animales. Te pregunté que si la habías visto y me contestaste que no, añadiendo que si podía parar para bajarnos a verla. Quizá en otras circunstancias habría parado, pero ayer hizo un día infernal y el asfalto echaba fuego. También era una zona con muchos matorrales y nos hubiese sido muy difícil dar con ella. Así te lo hice entender a pesar de tu insistencia por el hecho de no haber visto nunca una, antes de advertirte que había que andarse con cuidado con las serpientes, ya que algunas suelen ser venenosas. En la zona suele haber víboras.

Lo mejor del trayecto son los últimos 2 o 3 kilómetros antes de llegar al pueblo, en los que la carretera se estrecha y comienza a serpentear por la accidentalidad del terreno, y a ambos márgenes hay pinos centenarios cuyas ramas ensombrecen el camino. Hay tramos en los que da la sensación de estar atravesando un túnel verde, aunque en los últimos años han talado algunos para ensanchar la calzada y ya no causa tanta impresión como antes.

Cuando llegamos a la casa ya estabas avisada de que no quedaban animales. Como llevo unos meses viviendo en la ciudad y solo subo un día a la semana, han ido desapareciendo. Llegué a tener algunos conejos, dos gallinas, un gato y un perro. Los conejos fueron los primeros que desaparecieron. Quise criarlos de manera semiecológica, pero entre que el gato me mataba a los gazapos cuando salían de la madriguera y entre que los que quedaron cabaron un agujero por debajo de la tapia y se escaparon, me quedé sin ninguno. No es sencillo criar animales carnívoros y herbívoros en semilibertad y mantener el equilibrio entre ellos. Te encantan los animales, sobre todo los gatos y los perros, en parte porque he intentado desde siempre que no pierdas el contacto con ellos, aunque vivas en la ciudad. Seguramente que lo que más echaste en falta fuese a mi perrillo Chispa. No acostumbro a ponerle nombre a los animales, pero así decidiste llamarlo tú, y aunque era macho, le pusiste un nombre femenino. No es de extrañar que ladrase indignado cada vez que lo llamabas. Cómo te quería mi perro, él sabía que eras alguien muy importante para mí y se desvivía por jugar contigo, hasta el punto de tener que reñirle varias veces para que no te arañase. Aunque no me gusta mentirte, te he dicho que se ha ido por no confesarte que lo atropellé accidentalmente. Es posible que aun no sepas distinguir bien entre intencionalidad y accidentalidad. Es algo que llevo tiempo tratando de hacerte entender. Cuando juegas con algún niño y os dais un golpe, me sueles decir que te ha pegado. Yo te digo que ha sido sin querer pero creo que no te convence mucho. Ya parece que lo vas entendiendo pero no quiero que te quede la duda de si atropellé a Chispa adrede.

De alguna manera me entristece ver la casa con un aspecto de cierto abandono, porque el lugar en sí es maravilloso pero me faltas tú, y prefiero estar en el infierno contigo que en el paraíso sin ti. Si estás a mi lado, no hay infierno que valga. Me estoy quedando en el piso de mis padres, que heredamos los 3 hermanos y hacemos uso de él según las necesidades de cada uno. Por esa parte me siento afortunado, porque al menos tengo la posibilidad de estar cerca de ti. Si viviese en el campo no podría estar en la carretera todos los días y no te vería tanto. El tiempo que paso contigo soy muy feliz, pero cuando te ausentas y me meto en el piso, me siento como un pajaro enjaulado entre 4 paredes.

Recordabas la casa a la perfección. A pesar de que solo vamos algunas veces en verano y ya hacía 7 u 8 meses que no habías ido, sabías al detalle tanto la distribución de las distintas estancias, como la ubicación de los muebles y hasta los objetos más escondidos, y aunque la casa sea pequeña y tenga poco mobiliario, me sorprende que a tu corta edad tengas esa gran capacidad retentiva. Te acordabas incluso de muchos detalles del exterior. El año pasado, aunque eras más pequeña, te ocurrió igual. Parece ser que tienes buena memoria. De vez en cuando pongo a prueba tu memoria preguntándote por algo que hayamos vivido algún tiempo atrás y sueles acordarte. Lo primero que hicimos fue bajar a las higueras de mi chache Antonio(hermano de mi padre) a coger algunos higos, pero este año, a diferencia del pasado, en que hubo lluvias abundantes y una copiosa nevada, no ha llovido en otoño, que es cuando más lo necesitan los árboles, y las brevas estaban fofas. Luego bajamos al pueblo para hacer una visita a mis padrinos, que sé llevaron una gran alegría al verte. El año pasado te mostraste distante con ellos, una actitud que suele ser normal en los niños tan pequeños al ver a personas a las que no tratan asiduamente. Pero ayer fue distinto, hasta te ibas por la casa detrás de mi madrina preguntándole cosas, algo que me sorprendió gratamente. Ella me dijo que nos esperasemos, pues estaba haciendo estofado y podíamos llevarnos un táper para comer. Mientras que el guiso se hacía, nos pasamos por casa de una pareja de amigos. Al llegar, ella estaba estaba haciendo la comida y cuando te dio el olor, le dijiste que querías comer, es la naturalidad de los pequeños. Te sirvió un plato de sopa de pollo y te lo comiste todo. Luego me tuve que comer yo el estofado porque no tenías hambre. A la hora de la siesta hacía un calor insoportable en la calle y dormimos un par de horas. Al levantarnos, bajamos a dar un paseo por los árboles que plantó tu abuelo hace 20 años. Unos 500 en total, entre pinos, encinas y madroños(tres variedades autóctonas de la zona mediterránea). Las encinas y los madroños aún son pequeños. Es probable que muchos terminen secándose ante el avance imparable de los pinos, que alcanzan ya más de 5 metros algunos. Antes de llevarte con tu madre, pasaste un rato en el parque jugando con las hijas de mi prima. También nos paramos en casa de la señora Isabel, pues sé que se alegra de verte. Las personas del pueblo fueron muy agradables contigo. Ay hijica, cada vez que pienso en lo que pudo haber sido y no fue, se me encoge el alma. Puse toda la carne en el asador para criarte allí, pero la vida hay que tomarla como nos viene sin mirar atrás. Al fin y al cabo estás muy grande y sana, que es lo principal. Pasamos un día estupendo y como suele ocurrir en estos casos, la vuelta a la ciudad no fue plato de buen gusto. Pronto regresaremos, hija.

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  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de febrero de 2018 a las 13:29
  • Comentario del autor sobre el poema: Esta es la canción que le canto a mi hija.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 27
  • Usuario favorito de este poema: MANZANILLA.
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