Para Mi amor

negrolindo

 

 En la lejanía te encontrabas, cruzando el sendero de agua, dormida en el silencio profundo de tu amor sin habla, niña aún, mágica, esplendorosa que con su fuerza descomunal, el interés despertó en mí. Miedos recorren mis pensamientos de un amor sin igual, amor que de adolescente no creí existiera, pero que más quisiera yo amarte, tenerte, besarte, si aún tu corazón en pedazos viviera.

 Tus poesías son para mí, una caricia para el alma, y  si estos sueños fueran realidad, cruzaría este río de verdad, y te amaría con toda mi intensidad.

      Te extrañe tantos años y  no conozco tu voluntad,  eres como un ángel caído del cielo, que despiértame de un sueño de mil vidas, que  no hayan hecho ésta experiencia en mí. ¿Dónde, dónde andabas, que hacías de joven donde las amarguras en mi, dejaban huellas?  Eres, todo un enigma de amor, que no puedo descifrar, no encuentro explicación para tanta dicha, tanta poesía sin final, tanta dulzura sin probar.

De pronto sin explicación alguna, escribir tus detalles me hace,  como un libro abierto, no sólo tu figura, tu alma, tu vida y toda tu cultura, que ajena a  mí despiértame la felicidad de tenerte a mi lado. La retórica de mis preguntas no tienen final, solo tienen las transparencias de tus palabras, donde tu alma se desnuda frente a mi, y yo sin entender, parece una paradoja que solo el poderte ver a través de tus grandes y mágicos ojos, podría descifrar.

      Será así, que la pequeña me llenó de este amor olvidado, de este amor sin creencia que a mi edad, no encontrara respuesta alguna.

       Pareces una mujer, llena de vida y de deseos, llena de energías y esperanzas  que de entregarme a ti lo haría sin pensar, dejaría en ti, un antes y un después.

           Sigo alterado desde la primera poesía que me despertó de mi somnolencia,

      Se que no es un amor pasajero, conozco mi alma con todos sus defectos y limitaciones, y se que tu alma casi gemela me deslumbró, llegó el final de hablar tanto con mi soledad sin que ésta contestara a mis preguntas, y volvió la vida a mi vida, sola ella con su paisaje, su balcón florido, su humor  y su semejanza de corazón y espíritu puede saber que a su merced me tiene, solo ella puede saber que mi amor, todo le pertenece, solo ella sabrá que el deseo y la pasión toda le pertenece, y que cuando acabe con ellos, habré vivido la mágica experiencia del verdadero amor.

 

José Luis Vega

  • Autor: valentino (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de mayo de 2010 a las 21:24
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 499
  • Usuario favorito de este poema: CHARLES RIVERS.
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