Luna de sangre (romance)

Joseponce1978

Un agravio se dirime

casi al despuntar el alba.

Ha de presenciar el duelo

la luna desesperada.

Enfrentadas, la pasión

contra la sed de venganza.

Por un lado el fiel esposo

trae su honra mancillada

al lugar de la contienda.

Por el otro se prepara

el amante fugitivo,

que en el fondo siente lástima

del engañado marido.

Amartilladas las armas

que disiparán el reto

en el que tan solo un alma

merece seguir de pie.

Unidos por sus espaldas

aguardan los dos rivales.

Cinco pasos les separan

de la gloria del honor

o la injuria consumada.

Llegado el momento giran,

las dos pistolas estallan

y el humo de sus cañones

les enturbia la mirada.

Se cruzan los proyectiles

buscando la noble causa.

Hacia la ingle del amante

se ha dirigido una bala

mientras el esposo siente

como el corazón le falla.

Ambos, heridos de muerte,

caen en pose macabra.

Un alarido afilado

desgarra la madrugada.

La luna en veloz descenso

se oculta tras la montaña

por no ver la cruel escena.

La sangre la cubre rauda.

 

SI LA NIEVE ESTUVIERA CALIENTE... (26 de enero de 2020)

El comienzo del año, en el que también estrenamos década, está siendo frenético, hija, y los acontecimientos se van sucediendo a velocidad de vértido sin darme tiempo a asimilarlos. Llevo un par de meses en los que se me ha acumulado el trabajo, y a esto debo añadir la realización de un curso que comencé a mediados de diciembre y tengo previsto terminar dentro de un par de semanas, por lo cual tengo que hacer encaje de bolillos para poder extraer del tiempo algún rato en el que poder estar contigo.

Esta semana nos ha visitado la borrasca Gloria, dejando a su paso una gran cantidad de lluvia y nieve. En Lorca no llegó a nevar, pero en el pueblo, donde las temperaturas siempre son unos grados más bajas, el domingo por la noche el suelo quedó cubierto por unos 10 o 15 centímetros de nieve, y el lunes a mediodía decidí llevaros a tus primas y a ti a que la vierais. Antes de deciros nada, llamé por teléfono a mi madrina para preguntarle si había nevado mucho y si se podía llegar hasta el pueblo con el coche. Me dijo que las máquinas quitanieves habían estado trabajando durante toda la mañana para despejar las calles, pero que no sabía con seguridad si era posible acceder con el coche desde Lorca. Al confirmarme ella que en efecto la nieve había hecho aparición, me pasé a recogerte para llevaros. Aunque no podamos llegar hasta el pueblo, pensé, llegaremos hasta donde haya empezado a caer la nieve para que podáis verla, pues aún no la habías visto y esta era una ocasión idónea. Hace unos 4 años cayó una gran nevada, pero aún eras muy pequeña y no quería arriesgarme a exponerte a temperaturas tan bajas. Áunque hubiese querido llevarte entonces, me habría resultado complicado, ya que aquella vez me pilló en la cabaña y el mundo quedó incomunicado de mí durante 2 o 3 largos días. Recuerdo que no podía abrir ni la puerta, porque al abrir hacia afuera, estaba atrancada con medio metro de nieve. Hasta las ventanas quedaron cubiertas al irse amontonando los copos en el alfeizar, y tras levantar la persiana y correr el cristal, cogí una silla para usarla como ariete y así poder echar la nieve abajo y asegurarme de que la cabaña no había quedado sepultada por una avalancha. Lo primero que descubrí cuando al fin pude ver el exterior, fue el coche cubierto por encima de las ruedas, por lo que le hice una fotografía con el teléfono y se la envié a mi jefe, acompañado de un mensaje en el que le comunicaba que por causa de fuerza mayor me resultaba imposible ir a trabajar. Donde él vivía no había nevado y debió imaginar que se trataba de una broma, y digo esto porque no me contestó ni cogió mis llamadas hasta pasados 2 días, cuando me llamó para decirme que no fuese más a trabajar. En los 25 años que llevo trabajando se pueden contar con los dedos de una mano las veces que he faltado al trabajo por causas injustificadas. Durante ese tiempo solo he estado 3 meses de baja laboral en 2 intervalos (1 mes por cortarme 2 tendones flexores de la mano izquierda con una radial, y 2 meses al quedarme doblado por la cintura en ángulo de 40 grados a causa de un pinzamiento en las vértebras lumbares cuando fui a levantar peso de manera inadecuada). Hasta renuncié a la baja por paternidad cuando tú naciste, y todavía hay quien duda de la profesionalidad de uno, cosa razonable por otra parte. Entiendo que muchos se hayan dejado la vida luchando por los derechos de los trabajadores, y por suerte ya no vivimos en la época feudal, en la que el siervo trabajaba para el señor por la comida, pero si nos conceden un derecho y al día siguiente exigimos el plus de escaqueo, mal vamos, hasta terminar pagando justos por pecadores. Algún día hablaré de la técnica del escaqueo, tan depurada en estos tiempos, no quiero desviarme del carril que me había marcado.

Os hizo una ilusión tremenda saber que íbamos a la nieve. Nada más salir de Lorca se podían contemplar a lo lejos las montañas nevadas. A mitad de camino nos encontramos con el corte entre la tierra mojada por la lluvia y la cubierta blanca, y a medida que avanzábamos, el grosor de la nieve crecía en proporción con vuestro asombro. Los quitanieves habían abierto paso por la carretera, y a paso de tortuga, por precaución, pudimos llegar al pueblo. La estampa del pueblo nevado era para enmarcar. No hay demasiadas cosas que se me antojen tan bellas y pintorescas como un paisaje nevado, resulta de una pureza incomparable. Para acceder a la cabaña hay que pasar por un tramo de camino de tierra por el que no pasó la máquina quitanieve, por lo tanto, tuvimos que dejar el coche a unos 100 metros de distancia y continuar a pie. Trayecto que se nos hizo pesado al irse hundiendo nuestros crujientes pasos en la espesura granizada. Fue entonces cuando tuvisteis noción de la crudeza de la nieve..."Papá, que fría está, yo creía que la nieve estaba caliente" me decías despues de haberos lanzado algunas bolas. Y es que a menudo la realidad difiere mucho de la idea que nos hemos formado al ver solo imágenes. Mientras caminábamos, echábamos la vista atrás para ir viendo nuestras profundas huellas en el liso manto blanco. Ya en la casa, conecté un radiador para que no os enfriaseis demasiado y me salí a la puerta para disfrutar del portentoso panorama, hasta que una bola de nieve, seguida de vuestras carcajadas, estalló en mi cabeza para sacarme del ensueño.

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  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de enero de 2018 a las 19:38
  • Comentario del autor sobre el poema: Esta noche la luna, inspiradora por excelencia de tantos y tantos poetas, se viste de púrpura en un fenómeno denominado luna de sangre.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 30
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