El azuzador

Joseponce1978

Tres automóviles circulan en fila por una vía de poblado. De repente, el primero frena bruscamente y el que va detrás colisiona con él. El último logra detenerse a tiempo sin verse involucrado en el siniestro.

El conductor del vehículo de en medio, un calvo histérico que se ha llevado la peor parte, pues además de ver como el motor de su coche ha quedado hecho un acordeón, sufre un agudo dolor en el pecho, fruto del impacto de sus negros pulmones de fumador con el airbag, desciende del coche visiblemente alterado. Al ver salir también al conductor del coche al que ha impactado, un señor corpulento que en ese momento se echaba mano a la zona cervical, comienza a recriminarle:

- ¡Pero qué manera de frenar es esa, hombre. No tenías ningún motivo para dar semejante frenazo. Mira lo que has hecho!

- Se me ha cruzado un perro y me he visto obligado a frenar de golpe. ¿Acaso no lo ha visto? de todas formas usted es el único responsable. ¿No sabe que el que da por detrás siempre tiene la culpa? Haber mantenido la distancia de seguridad -Le contesta el grandullón, mientras coge su teléfono móvil para llamar a la policía.

En el ínterin, mientras los dos hombres discutían, del tercer vehículo se había bajado "el azuzador" (El típico acomplejado de conducta infantiloide que se excita ante el conflicto), y, tras un instante, en el que trata de sopesar la relación causa-efecto, se coloca al lado del grandullon, y tras esperar  a que este finalice la llamada, le dice, con las manos en la cabeza:

- ¡Madre mía, lo que te ha hecho. Si alguien me da a mí semejante golpetado, no quiero ni imaginar lo que sería capaz de hacerle!

- No se preocupe usted, para eso están los seguros, llevo mi coche a todo riesgo. Cuando lleguen los agentes, que sean ellos los que digan qué es lo que hay que hacer. Lo importante es que estamos los dos sanos y salvos, y que no he atropellado al pobre perro...

- ¡Que perro ni que ocho cuartos!- le interrumpe el calvo histérico- yo no he visto ningún perro. Lo has hecho a posta, he podido observar como mirabas insistentemente por el retrovisor y cuando me he acercado a ti, has frenado en seco de manera intencionada para que te diese. Apuesto lo que sea a que eres de los que se dedican a estafar a las compañías aseguradoras. A ver como le demuestras a la policía que no estás inventando lo del perro.

El azuzador, al verificar que el grandullón es un hombre prudente, y que no puede llevar a cabo su cometido inicial, decide dar un giro de 180 grados, cambia de estrategia y, disimuladamente, se pasa al otro bando:

- Ahora que lo dice, lleva usted toda la razón del mundo, pues yo tampoco he visto ningún perro, y no hay motivo que justifique el frenar de ese modo, así, con la calzada despejada, sin ton ni son.

Parece ser que la arenga del azuzador comienza a surtir su efecto, y el calvo, espoleado por este, haciendo toda clase de aspavientos y levantando cada vez más la voz:

- ¡A que sí señor, está usted de testigo, qué perro ni qué leches, un sinverguenza estafador eres de los pies a la cabeza!- exclama, apuntando con dedo acusador al señor prudente.

- ¡¡ Uuuuuuuhhhh!¡ Madre mía, lo que le ha dicho- Replica triunfante el azuzador.

El grandullón, colmada ya su paciencia, se dirige con paso firme hacia el histérico, que continúa vomitando improperios, y le agarra el dedo. Momento en el que aparece el coche patrulla, y una pareja de agentes interrumpe la disputa.

El azuzador, contrariado ante la llegada de los bomberos que terminan por sofocar un fuego que con tanto entusiasmo había conseguido avivar, sube a su coche y se marcha con su frustración a cuestas.

  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de enero de 2018 a las 11:27
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 17
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