DECRETO

EL QUETZAL EN VUELO



Préstame tus ojos para ver la vida como tú la vez, para soñar como tú,
Con ese mundo que no se acaba, que respirar felicidad y amor,
Préstame tus manos para acariciar todo lo que toco;
Dame ese segundo para amarte como amo la vida.

 

Cuando se camina por la noche, cobijado por las sombras,
Cualquier destello de luz, descubre nuestra luminosidad,
Por eso fue que tus labios rojos, desbocaron mis versos
Descubrieron mis intenciones y puse ante ti, una remesa de poemas.

 

Fueron solo dos palabras, las que bastaron, para soñarme en tus brazos,
Solo un par caricias, para llevarme al infinito y enseñarme tu amor
Fuiste tú en aquella noche, quien hizo de mi vida un libro y yo de ti,
Un poema sin lágrimas, sin nostalgias y algo de carmín.

 

Todo se conjunto esa noche, prolongando el placer hasta la aurora,
El vino, tu vestido negro, tus ojos de luz y mis manos traviesas;
Me invitaste a corretear un suspiro, que se escondió en tu pecho,
Confundiéndolo con un latido llegue a tu corazón;
No fue en descuido ni travesura; era el decreto de esa noche.

 

En esa primera noche de primavera, ya habías decretado vivir,
Entregar tu corazón al primero que descifrara la clave de tu corazón,
Yo solo deslice mi mano por las tuyas y pase mi vista por tu cuerpo,
Fue cuando cayeron todos tus candados, defensas y resistencias.

 

 La noche recorrió sola su camino, me deje llevar por tu canción oculta
Esa melodía encerada después de un desengaño y que esa noche libere
Bailamos juntos en la terraza, en la cama y por  los rincones de tu piel,
Cobijados por las sombras que se hicieron luz y se posaron en tus ojos.

 

Te invite a mis poemas, pero no quisiste inquietar los fantasmas,
Me pediste vivir esa noche, sin letras ni caricias de despedida,
Que no formaran poemas, que no se hicieran recuerdos,
Para que nunca fueran dolor para que conservaran el sabor a primavera.

 

Era tan difícil para mí, amarte fuera de un poema, dentro de mis letras
Pero las rimas no tienen la carnosidad de tus labios, el brillo de tus ojos,
No irrumpen en la noche, como tu piel, escapando de tu vestido negro
Invitándome a seguir tus pasos hasta la madrugada.

 

LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO

  • Autor: lennox, el quetzal en vuelo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de enero de 2018 a las 09:35
  • Comentario del autor sobre el poema: encontrar una luz en la noche oscura, es como encontrar un vaso de agua en el desierto, antes de morir de sed.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 23
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